Capítulo 4

11.7K 666 232
                                    

Advertencia:  Este capítulo y muchos más, de ahora en adelante, poseen un alto contenido de spoiler  sobre LIBÉRAME, si estás interesadx en leerla y odias enterarte de lo que sucederá, detente, no leas más hasta terminarla. 

Otro punto: Hay un leve error en el tiempo, sólo por unos cuantos días. Por si alguien lo nota, no te alarmes, ya lo sé, pero el error viene desde LIBÉRAME, así que mil disculpas. Recuerden que esto es un borrador y nada está editado, aún. 

No siendo más: Disfruten la lectura. Es un capítulo largo para compensar. 


***

—Deberías ponerle más atención a tu hijo, Melissa. Míralo —Papá me señala y discuten como si no pudiera escucharlos—. Está a punto de salir rodando, o explotará, yo que sé.

—¿Y es que no es tuyo también? ¡Saca tiempo para acompañarlo al nutricionista y llévalo contigo al gimnasio! —Mamá chasquea la lengua—. Oh no, verdad, dañaría tus conquistas.

—No empecemos a sacar trapitos sucios, no te conviene... —Bufa—. Estamos hablando de Mario. Llévalo tú, tienes más tiempo y eres su madre.

—No se te olvide que también manejo mis propios negocios y, en este momento, estoy preparando el viaje a Sudamérica para la apertura de una nueva sede.

—Bien, entonces después no te quejes de mis métodos... Voy a enseñarle cómo ser un hombre exitoso y comportarse como tal, desde ahora.

—El decidirá qué hacer con su vida luego, bajale dos rayitas a tus delirios de hombre del siglo pasado —Rueda los ojos y vuelve su atención al teléfono—. Simplemente llévalo al nutricionista.

Cansado de escucharlos, me pongo de pie y me dirijo a mi habitación, no sin antes esconder las barras de chocolate en mi suéter. Luego volveré por la gaseosa y las papas de limón.

Comer se ha convertido en mi forma favorita de ignorarlos, sin embargo, he obtenido el tipo de atención que no deseaba. No está nada mal que se preocupen por mí, aunque sea un poco, pero no deseaba que me tomaran como un motivo más de dispuesta.

Una vez en el resguardo de la habitación, enciendo la computadora para continuar con el video #43 de las cirugías de Enrique Monereo. Me acostumbre a no tener muchos amigos y Carl vive muy retirado de mi vecindario, así que invierto mi tiempo en aprender e imaginar todo lo que seré en unos años, no quien está en la camilla, seré quien realice la operación.

—Ven aquí. —Vuelvo a escuchar la voz de papá, esta vez más cerca. Deben estar subiendo las escaleras—. Me gusta cuando me retas, haces que llevarte la contraria sea más excitante.

—¡Eres un imbécil! —Mamá ríe y el sonido es apagado por un gemido—. No, Manuel, para. Tengo trabajo.

—Primero déjame abrirte las piernas y te juro que seré yo quien abra todos esos almacenes de subastas que deseas. Hasta en Groenlandia si te da la gana...

Otro gemido es reemplazado por su respuesta y los demás sonidos subsecuentes se ven apagados por el golpazo de una puerta al final del pasillo.

Hace dos segundos estaban discutiendo e imponiendo una guerra de poderes, ahora parecen una pareja feliz...

¿Todos los matrimonios son así? ¿Eso es el amor?

***

Doy golpecitos impacientes en el volante de mi Lamborguini Sesto Elemento siguiendo el estribillo de la canción "Firework" de Katy Perry. No es mi tipo de música, pero esa mujer tiene una voz digna para que cualquier canción se escuche bastante decente.

ATRÁPAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora