¡¿Qué hace aquí?! ¡¿Qué voy a decirle?!
El corazón me da un vuelco furioso y siento como la sangre abandona mi cerebro para dirigirse de golpe hasta mis pies. Soy incapaz de girarme para mirarlo a la cara, pues estoy muy lejos de ser lo suficientemente ágil para inventar una historia creíble que pueda sacarme de esta.
—¡¿Alguno piensa hablar?! —apremia, al borde de un cabreo monumental.
Sé que está intentando contenerse con todas sus fuerzas; sin embargo, está a punto de fallar aparatosamente. Aún no logro ver su expresión, pero mi mente está perfectamente capacitada para imaginarlo... Esta vez furioso, confundido e impaciente; lo cual me deja incapacitada para pensar en alguna salida inteligente.
—Mario... no me mires así, no es lo que piensas —se defiende Matthew.
—Seguro. Entonces comienza por explicarme: ¿por qué me has estado evitando desde que ella dejó el hospital, es pura coincidencia o de verdad me ocultabas algo importante durante todo este tiempo que la relaciona?
Ahora soy consciente de que tiemblo y podría desmayarme. Matt suspira con fuerza y rodea mi cuerpo para hablarme mirándome a los ojos.
—Díselo, Luciana... Por favor.
Se me eriza la piel de forma involuntaria cuando lo siento tras de mí, muy cerca. Me toma por los hombros y me gira con una delicadeza que no siente.
Está tal cual lo había imaginado; sin embargo, no me preparé lo suficiente para confrontar ese gris que me hace desear ver un cielo nublado cada vez que me levanto.
—¿Qué pasa, Luciana?
—¿Qué haces aquí? —Mi voz sale en un hilo—. Creí que las cosas habían quedado claras entre nosotros.
Permanece en silencio durante varios segundos, estudiándome. Recorre las marcas que han dejado las lágrimas a medio secar y repasa cada facción de mi rostro. Su mirada es tan imponente y abrasadora que me dan ganas de arrojarme sobre él, importando nada más que el anhelo de estar entre sus brazos.
—Intenté comunicarme contigo muchas veces antes de venir a buscarte —decide responder a mi pregunta—, necesitaba contarte algo importante sobre el caso de Sergey y saber que estabas bien... Tu madre y Kira están en mi apartamento.
Mis emociones cambian de un tirón y la preocupación por ellas predomina por encima de todo.
—¡¿Por qué, qué pasó?! ¿Están bien?
—Lo están, pero no te diré más hasta que hables. Y sí, es manipulación —Se encoge de hombros, hostil—. Lo siento, pero si no me cuentas lo que te sucede voy a volverme loco. Tengo muchos pensamientos en mi cabeza y demasiados sentimientos acumulados con ganas de estallar.
—Mario, no es...
—Habla, Luciana. ¡Maldita sea! —Me corta. Un músculo de su mandíbula se contrae con violencia—. Sé que venías por unos análisis y estabas llorando desconsoladamente... —Toma una respiración profunda en medio de una mueca, abatido—. Por favor... Deberías estar al tanto de que voy a enterarme de cualquier forma, y me importa poco si debo saltarme las normas —Me toma el rostro con ambas manos—. Dime qué tienes, te lo suplico.
La desesperación en su voz y gestos es tanta, que escupo las palabras por encima de mi voluntad:
—Cáncer de seno diseminado a los ganglios linfáticos, etapa II.
—¿Qué? ¡Joder! —masculla con impacto y tortura. Cierra los ojos y me suelta como si quemara.
Retrocede exhalando con fuerza, incluso se lleva la mano al pecho y lo estruja. Parece querer calmar un dolor agudo.

ESTÁS LEYENDO
ATRÁPAME
Romance[+18] Mario Vila sólo conoce un tipo de relación fuera del sexo: Te quiero, me quieres, nos apoyamos, no nos abandonamos; me engañas, te engaño, no nos duele y continuamos viviendo. Es por esto que cree tener la vida soñada: la mujer perfecta para s...