•《 2 》Los Griffin

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Media hora más tarde, espero a París afuera de la enorme casa de mi tía como habíamos acordado

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Media hora más tarde, espero a París afuera de la enorme casa de mi tía como habíamos acordado. Ya llevo conmigo el bolsito con la ropa y algunos artículos personales, me asegure de dejar con llave mi habitación, puesto que Holly y Mía siempre andan de fisgonas y no me gusta que toquen mis cosas, así que por eso, prefiero asegurarme y dejarla cerrada con seguro mientras no estoy, tengo bastantes objetos que me ha costado tener en esa habitación como para que ellas entren y puedan hurtar algo.

Cinco minutos después, el flamante jeep color negro mate de Paris se estaciona frente a mí. «Dios como amo ese bendito auto». Ella me saluda con la mano, y hace ademanes para que me suba, obedezco y me monto en el asiento de copiloto.

-¿Que hay pequeña Zanahoria?, tanto tiempo.- ella me abrazó una vez que subí al auto. Sonreí.

«Yo también la había extrañado».

Durante lo que fue el camino de regreso a su casa, charlamos acerca de sus vacaciones en el continente europeo. Ella relataba que a pesar de que Venecia era un lugar muy hermoso, no había logrado disfrutar mucho de las hermosas playas y el gran hotel dado que se había resfriado casi al segundo día por estar en la piscina de este hasta tarde, y además porque sus primos estaban terriblemente desagradables durante esas vacaciones.

«La comprendía totalmente en eso».

Diez minutos después aparcamos en la entrada de su enorme casa. Para poder ingresar hacia el interior de esta, Paris tenía que apretar un botón que estaba posicionado dentro auto, si lo oyeron bien, un puto botón en el auto que habría la gran reja que separa su casa de la calle.

«Qué maravillosa es la tecnología hoy en día».

La primera vez que vine a su casa ubicada en el barrio de Hampstead hace ya varios años atrás, me había quedado sorprendida, puesto que vi hacer lo mismo pero a su madre en ese entonces, ella igual había apretado un botón dentro de su auto y la reja se había deslizado para dejarnos entrar. París me explicó que la seguridad de la casa funcionaba de manera extraña pero casi todo lo hacía por medio de conexión bluetooth, y que era así cómo se podía con tan solo apretar un botón dentro de su auto, abrir la gran reja.

Los padres de París tenían dinero, bastante diría yo, pero eso no les impedía ser personas amables que derrochaban amor por cualquier lugar, son de verdad agradables. Hasta los he llegado considerar como mi familia en algunas ocasiones, su madre siempre se preocupa por mí, diría que se preocupaba más la madre de mi mejor amiga que algún otro integrante de mi familia. No me había dado cuenta de que ya estábamos en el interior de la casa y que París se había bajado del auto, ahora la tenía a un costado de mí sosteniendo mi puerta para que bajara de una vez.

-Oye de nuevo has vuelto a rojolandia. ¿Qué es lo que ha sucedido en estas semanas?, porque ni creas que no me he dado cuenta de lo extraña que estás y que evitas hablar de ti cada vez que intento cambiar de conversación. Dime, ¿te encuentras bien? ¿ocurrió algo con las brujas?- exclamó.

Tu eres la razón [Vol.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora