•《 40 》Hospital

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Mi cabeza dolía y un ligero pitido se escuchaba dentro de mis oídos a causa de la explosión, pero aquello no hacía que los gritos y súplicas que salían de los labios de todos los presentes se hicieran menos auditivas

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Mi cabeza dolía y un ligero pitido se escuchaba dentro de mis oídos a causa de la explosión, pero aquello no hacía que los gritos y súplicas que salían de los labios de todos los presentes se hicieran menos auditivas.

-¡Demonios!- sentí como alguien me tomó del brazo.- ¡Vamos Mady no te quedes así, corre!- exclamó mi mejor amiga en un grito desgarrador presa del terror arrastrándome con ella.

«Jamás la había visto de esa manera».

Mi cerebro hizo clic y lo obligue a que le indicara a mis piernas que se movieran de una maldita vez por todas. De un momento a otro comenzamos a correr y a esquivar a las personas que se nos atravesaban. Había humo por todos lados y nadie sabía de dónde provenían los disparos ni a quién específicamente iban dirigidos. Lo único que sabíamos era que debíamos de salir de allí lo más rápido posible antes de que una tragedia nos terminara por arrasar.

De repente fue tanto el cúmulo de personas que corrían desesperadas por lograr llegar a la salida que me vi obligada a soltar la mano de mi mejor amiga cuando una chica pasó por entre nosotras a la velocidad de la luz y nos chocó en el transcurso del camino. Y para cuando me había dado cuenta, ya era demasiado tarde, las había perdido de vista a las tres.

No había rastros de Paris, Fhon o Stass.

Me había quedado completamente sola entre gritos, disparos y absoluta oscuridad.

De la nada mi visión se vio afectada, las luces se apagaron y solo se podía oír el ruido proveniente del arma dispararse una y otra vez contra quien sabe quien.

Sentí mi cuerpo temblar presa del pánico y el puro terror que mi cuerpo estaba experimentando en este momento. Caí al suelo aterrada y trate de arrastrarme hacia un lugar para poder esconderme, sentí pisadas de personas sobre mi, tirones de cabello a causa de sus pisadas, pero nada de eso me importo.

Lo único que realmente quería era salir con vida a toda costa de ese maldito lugar, al cual por cierto, jamás debimos de atrevernos a pisar esa noche. Pero ¿Quién iba a saberlo? ¿verdad?

¿Quién iba a saber que la noche iba a terminar de esta manera tan horrible?

Mi cabeza y mis extremidades aún seguían algo adormecidas por el alcohol en mi sistema. Sin embargo, gracias a dios aquello no me impidió recordar que aun seguía llevando conmigo mi teléfono en uno de mis brasieres. Me levanté del suelo, lo saque y estuve a punto de encenderlo para llamar a la policía, pero para mi desgracia aquella noche, no había venido con mucha suerte.

Sentí como alguien tiró de mi brazo hasta algún lugar recóndito, el movimiento fue tan repentino que lo último que alcancé a ver antes de desmayarme, fueron unos ojos azules teñidos de preocupación pertenecientes a un chico con el color del cabello algo rubio o ¿color cobrizo?

¿Él chico misterioso al cual seguí por el lugar hace minutos atrás?

¿Era realmente él?

Fruncí el ceño y antes de que pudiera seguir pensando, todo se oscureció y no vi más.

Tu eres la razón [Vol.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora