•《 46 》Pequeños detalles

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Tres semanas después

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Tres semanas después.

Jueves 02 de mayo.

-Deja de quejarte, me lo prometiste ¿recuerdas?- entrecerré mis ojos en su dirección.

-No lo recuerdo.- se encogió de hombros y desvió la mirada hacia las diferentes tiendas que estaban en el centro comercial mientras caminábamos uno al lado del otro.

-¡Noah!- me queje.- Su cumpleaños es mañana, dijiste que le comprarías un regalo.- me indigne.

-Ni siquiera sé si voy a ir.- me observo serio.

Me paré en seco y fruncí el ceño.

Lo mató.

Agarrenme que lo mató.

-Te estoy tomando el pelo relájate.- rodó los ojos y me abrazó por los hombros mientras segundos después retomamos el camino.- Cómo olvidar el cumpleaños de mi querida vecina la malas pulgas.-se burló.

-No eres para nada gracioso dejame decirte.- refunfuñe.

-Lo que no fue nada gracioso fue el hecho de que ella haya derramado un refresco sobre mi libro.- se quejó aun con la vista al frente.- Lo acababa de comprar, ni siquiera llegué hasta la mitad de la historia ¡y lo peor de todo es que si se veía interesante!.

Podía sentir a través de sus palabras en como aún le seguía molestando ese pequeño percance de hace una semana atrás.

Pobre, aquel día sí que lo había pasado mal, podía verlo en su rostro mientras lo rememoraba en este preciso momento.

-Sabes que no fue su intención.- lo observe un poco hacia arriba.

Demonios, porque no podíamos ser de la misma estatura.

-Además.- puntualice.- Ella se disculpó y se ofreció a comprarte el mismo.- lo reproche.

-No es igual, ese estaba autografiado, tenía valor sentimental.- se defendió.- Además, como si yo no pudiera comprar el libro por mí mismo. Puedo compararme diez e incluso hasta la puta librería entera si así quiero.-resopló indignado para que lo entendiera.

Pero no lo entendía, era solo un libro y ya, daba igual si estaba o no autografiado, el contenido de la historia era el mismo, no lograba comprender porque se enfadaba tanto, así que solo me limite a mantenerme callada durante el resto del recorrido por el centro comercial mientras seguiamos ojeando tiendas al azar.

-Mira que te parece ese de allí.- señaló al cabo de unos minutos una figurita de delfín horrible de ojos saltones.

-Paris le teme a los delfines.- me reí.

-¿Estas de coña?

-No, además esa figura está horrible.- me solté de su agarre y me acerque hasta el escaparate de una tienda de discos de música.- Este de aquí es perfecto.- le señale un objeto que sabía que amaría.

Tu eres la razón [Vol.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora