Me abracé fuertemente a causa de la fría brisa que había comenzado a golpearme en ese momento, intente de pensar en qué demonios hacer.
Aún me encontraba petrificada en el mismo lugar, esperando a que quizás sí haya sido una broma por parte de él y vuelva a por mí. Pero a medida que fueron pasando los minutos me di cuenta de que él no iba a volver. Derrotada comencé a recorrer el largo tramo que aún me quedaba hasta Hidden Hills de forma temerosa. ¡Dios! aún faltaban miles de kilómetros para llegar, tendría que pagar un taxi, el cual por la hora, de seguro me cobraría una fortuna pero en este momento era mi única opción.
Estuve apunto de caminar hasta el paradero en donde usualmente solían estar todos los taxistas, cuando de repente caí en la cuenta de que no había ningún taxi pasando por las calles en este momento. No había absolutamente nada a mí alrededor más que la suave brisa que comenzaba a golpearme en el rostro. ¿Cómo demonios cogería uno? Resignada ante mi horrible suerte, camine alrededor de una hora más por las calles solitarias. Mis pies dolían y cada cinco segundos miraba por todos lados, asegurándome de que nadie me estuviera siguiendo. Después de lo que había presenciado, había quedado totalmente aterrada y paranoica. Además, me había dado cuenta demasiado tarde de que aún traía puesto el polerón negro de Noah Baker, maldito idiota.
«Que le den al hijo de puta ese».
No puedo creer que haya sido tan insensible como para dejarme a tales horas de la noche sola en la calle.
Iba tan sumida en mis propios pensamientos maldiciendo al mundo entero que no me había percatado mientras caminaba, que un auto estaba avanzando a la misma retarda velocidad de mis pasos. Me detuve en seco al notarlo. «No otra vez por favor...». Gire levemente la cabeza y entonces lo vi a través del vidrio y quise ahorcarlo. Noah Baker estaba dentro de una Ranger Rover blanca y con un solo movimiento de cabeza me indico que me montara dentro. Suspire de alivio por unos segundos, pero luego poco a poco la ira comenzó hacerse presente en mí. Camine con pasos decididos y me monte en el asiento del copiloto. En el momento en el que cerré la puerta, arrancó el auto.
Él no dijo absolutamente nada. «Como de costumbre». Rodé los ojos, estaba molesta, muy molesta porque me había abandonado hace una hora atrás. No sé qué mierda lo hizo volver y tardar ¡Una hora! en darse cuenta de que pude haber muerto allí caminando por las desoladas calles de la ciudad. Aunque, a decir verdad, no lo culpo realmente por dejarme allí tirada. Al fin y al cabo, ni conocidos éramos. Dudo de hecho que sepa mi nombre o tan siquiera sepa quién soy a pesar de haber estado en el mismo curso desde los 6 años. Sin embargo, esa no era ninguna excusa para dejar a una mujer sola en la calle a su propia suerte después de lo que acababa de pasarme.
Se detuvo en un semáforo que estaba en rojo y lo observe por unos segundos, se veía algo disgustado.
«¿Disgustado? la que debería de estar disgustada soy yo y créanme estoy ardiendo de rabia por dentro».
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Tu eres la razón [Vol.1]
Novela JuvenilLIBRO #1 DE BILOGIA "TU ERES" A través del tiempo, con él, aprendí que todos en este mundo eran tan vacíos y miserables. El detalle de las cosas radicaba en que ellos solían ocultarlo mucho mejor que yo. Él era una persona bastante compleja, misteri...