Capítulo 33: "Temores que amenoran con amor"

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Una castaña hablaba por teléfono mientras miraba con nostalgia el atardecer a través de la ventana de su habitación.

Si, así como te digo Taro, ha cambiado mucho, ya no sonríe, solo se la pasa molesto, no imaginas todo lo que nos costó a sus padres y a mi convencerlo para que acepte la operación, hasta Roberto tuvo que intervenir desde Brasil, para hacerlo cambiar de opinión, él estaba obstinado en no volver a operarse, decía la castaña.

Pero, ¿qué dicen los médicos?, ¿una nueva operación le devolverá la vista de sus ojos?, no me dijiste que no era un problema en sí de la vista, sino posiblemente una lesión en el cerebro, escucha la castaña.

Sí, eso fue lo que te comenté aquella vez, pero los médicos nuevos que le practicaron los estudios tienen otro diagnóstico, y pues los padres de Tsubasa y yo creemos que hay que tomar todas las opiniones posibles, lo que todos queremos es que Tsubasa vuelva hacer el de antes, decía Sanae.

¿Y para cuándo le han programado la nueva operación?, escucho la castaña.

Para dentro de una semana, respondió Sanae.

Para ello ya estaré en Japón, escucho Sanae.

¿Vienes a Japón?, dijo la castaña.

Sí, estoy de vacaciones en la liga y había pensado ir a darle mi apoyo a mi amigo, y a ti, escucho la castaña.

Gracias, de seguro tú presencia, tú apoyo le hará de mucho bien a Tsubasa, él te considera su mejor amigo,....., decía una castaña.

Y yo a él Sanae, Tsubasa es mi mejor amigo, por ello si en algo puedo apoyarlo, lo haré gustoso, escuchaba la castaña.

Quién también se pondrá feliz al saber que vendrá será Azumi, ella está esperando acabar el ciclo para volver a Francia....., decía Sanae.

¡Ah, sí¡ debe ser por su familia, escucho la castaña.

Vaya Tsubasa y tú se parecen mucho, por eso son tan amigos, dijo la castaña con una ligera sonrisa en su rostro.

¿A qué refieres?, respondió Taro a través de la línea telefónica.

A que ambos son muy despistados para algunos temas, pero no diré más se lo prometí a Azumi, decía la castaña.

¿No comprendo?, respondió Taro.

No diré más, bueno, ya tengo que cortar Taro, tengo que ayudar a mamá y acostarme temprano, mañana tengo que ir a casa de Tsubasa para apoyarlo con lo que llevara para su internamiento, dijo la castaña.

Bien, mándale mis saludos, escucho la joven.

Sí, se los daré, cuídate mucho Taro respondió la castaña.

Tú también Sanae, tú también, escucho la castaña antes de dar por concluida la llamada.

Al día siguiente: "Casa Ozora"

Un joven de cabello desordenado que tenía el rostro entristecido se encontraba sentado sobre una cama con unos auriculares en las orejas, escuchando la narración de un encuentro futbolístico local, al tiempo que un pensamiento vino a su cabeza: ¿Algún día podré volver al terreno de juego?, ¿algún día podré volver hacerlo?, no quiero ilusionarme, no quiero hacerlo y luego volver a sentir la frustración de saber que no volveré al terreno de juego, que no podre ver a mis padres, a mi amada Sanae. Mi amada Sanae, ella es tan paciente y atenta conmigo, que a veces creo que no merezco tanta atención de su parte, tanto cariño, ella, ella es hermosa, ella merece ser feliz, vivir feliz, no vivir con una carga como yo, ella por cuidarme no está llevando sus estudios como se debe, aunque no me lo diga, yo lo sé, ella ya no va a Tokio todos los días, solo dos veces a la semana y en ese tiempo ella no puede llevar un ciclo regular, de alguna manera con mi ceguera e truncado no solo mis sueños, sino también los de ella, y ello me duele, me duele mucho, aunque ella diga que él estar ciego no es un impedimento para poder llevar una vida normal, yo siento que si lo es, que si lo es, por eso si está operación a la que me someteré no da los resultados que espero, tendré que, tendré que alejarla de mí, alejarla de mí, si, si, es lo mejor para ella, para mí, para todos.

"MI LUZ"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora