Capítulo 48: "Mi amor: Mi luz"

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(Último capítulo)

Un grupo de jóvenes miraban desde el ras del campo de juego a su amigo platicar con dos jugadores del equipo rival.

No comprendo porque hablar a solas con él, si querían felicitarlo, debieron hacerlo delante de todos, ¿no?, decía Ryo mirando hacia el lugar donde estaba su joven entrenador.

Cierto, acoto Taro.

Me parecen conocidos esos tipos, decía Genzo.

Claro, jugaron hace ratito contra nosotros, respondía Ryo.

Lo sé tonto, yo me refiero que me parece haberlos visto antes, decía Genzo.

De seguro los viste por la tele, sigues los campeonatos de todos los países, ¿no amigo?, respondía Taro sonriendo.

Sí, probablemente los vi por la televisión, decía Genzo, haciendo una pausa para decir: Son los jugadores que le causaron la lesión en las vistas a Tsubasa, si son ellos.

¿Qué?, decía Taro, mirando al par de hombres.

Miserables, esos son los responsables de que Tsubasa se haya alejado de fútbol, acotaba Ryo molesto.

Ryo, calma, son lesiones deportivas, decía Taro para tratar de calmar a su amigo.

Que lesiones deportivas, estos le fueron con toda la mala intención encima a Tsubasa cuando jugaron contra él, dijo un moreno que había escuchado la plática de los jóvenes.

Concuerdo con Kojiro, decía Ryo.

Ya paso mucho tiempo de eso, ellos fueron suspendidos por varios meses y le pagaron una reparación a Tsubasa por su falta hasta donde tengo entendido ¿no?, si hubo intención o no en lo que hicieron, solo ellos lo saben, mejor vayan a los vestuarios, a ducharse, recuerden que en una hora partimos para Japón, decía Katagiri.

Cierto, tenemos que ir a la boda de nuestro amigo, Yayoi me mandó un mensaje avisando que Sanae y las chicas que estuvieron aquí apoyando a la selección ya fueron al aeropuerto, acotaba Jun.

En tanto: "Terreno de juego"

Tsubasa escuchaba con nostalgia todo lo que el par de hombres le decían, mientras estos en tono de súplica le perdían perdón.

Perdónanos, te truncamos tú vida, tus sueños, y todo por un poco de dinero, decía uno de los hombres.

¿Quién les pagó para que me causaran este daño?, dijo Tsubasa con nostalgia.

Zoe, la ahijada de Roberto, nuestro entrenador de la selección, acoto el otro hombre.

No imaginas lo arrepentido que estoy, después de lo que te hice, no podía ni dormir,..., decía uno de los hombres.

Yo tampoco, la conciencia me remordía cada día más, acotaba el otro hombre, haciendo una pausa para decir: Si gustas declaramos ante la policía para que Zoe y nosotros paguemos por lo que te hicimos.

Ya no tiene sentido mirar atrás, lo pasado, pasado, el daño ya está hecho, no hay vuelta atrás, y guardando rencor o cobrando venganza, no se soluciona nada, solo quiero decirles algo, me da gusto saber que están arrepentidos, con ello me basta,...., decía Tsubasa.

Tsubasa, eres una persona muy noble, en vez de hacernos pagar por lo que te hicimos de manera premeditada, nos perdonas, respondía uno de los hombres.

La vida es una sola, y es maravilloso despertar y sentir que estás vivo, el haberme quedado ciego me hizo entender más la vida, y valorar más a mis seres queridos, pues allí pude saber quiénes de verdad eran mis amigos, quienes me querían, quienes me amaban, además ser invidente no te hace diferente a los demás, soy igual a todos, tal vez no pueda ver con los ojos, pero puedo sentir y percibir cómo son los demás, y ahora yo siento y percibo su cambio,...., y disculpen ya no pueda seguir platicando con ustedes pero tengo que irme ya, decía Tsubasa sonriendo.

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