Capítulo 29

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Dylan:

—¡Esa mujer me va a escuchar! —exclamé enfadado y busqué mi celular en mi bolsillo, sin embargo, una delicada mano interrumpió mi acción

—Dyl, tranquilo —Thomas tomó mi rostro entre sus manos, luego bajó una de ellas y me quitó el celular—. No ganas nada peleando —dejó el aparato sobre la mesa

—Pero Tommy...

—Pero nada, relájate, ¿sí? Dejémosla a solas un momento, para que piense en lo que acaba de hacer, te apuesto lo que sea a que luego viene a pedirnos perdón

—Espero que tengas razón

—Que sí, hombre, ella es así, una vez me contaste que te pidió perdón porque te gritó —asentí con la cabeza—. ¿Lo ves? Ahora vamos a ponernos guapos que tenemos una entrevista pendiente —palmeó mi espalda con una tierna sonrisa en su rostro y tomó mi mano para subir a nuestra habitación

***

—No más espero que en esta entrevista no salgan con preguntas de: "La niñita que siempre pasa contigo, ¿es tu hija?" "¿Es cierto que tú y Thomas son pareja?"

—Y que lo digas, detesto esas preguntas, solo espero que esta vez no hablen de Lucy

—Lo mismo digo, ya que, mejor iré a decirle a Claudia que se aliste para irnos —dicho esto salí de nuestra habitación y caminé hacia la de mi hija

Al llegar a dicho lugar, toqué con mis nudillos un par de veces la puerta.

—Claudia, alístate que vamos a salir —dije y regresé a mi cuarto, sin escuchar si me respondía o no, estaba enfadado con ella y no me interesaba si aceptaba o simplemente se negaba con sus berrinches, tenía que ir quiera o no

***

—Por si me besan —me eché perfume en el cuello—. Por su me abrazan —ahora en el pecho—. Y por si se pasan —por último fue a mi trasero

—¿Quién te va a besar, abrazar y agarrar el culo aparte de mí? —miré a Thomas por el espejo, había levantado una ceja sin despegar su vista de mí—. Perro infiel

Solté una carcajada.

—Es broma, amor —giré sobre mis talones y en un santiamén ya estaba sobre él besando sus labios con delicadeza—. Tú eres solo mío y puedes agarrarme el culo cuando quieras

—Y otro lugar también —sonrió pícaro a la vez que desabrochaba mi pantalón

—Te estás poniendo caliente —dicho esto desabotoné su camisa a una velocidad increíble, desesperado por tenerlo desnudo frente a mí—, y me estás prendiendo a mí —dicho esto, llevé mi boca directo a su torso delgado, desnudo y delicado, tan suave como el pétalo de una rosa, y lo besé

Bajé mis manos a sus pantalones y de un rápido movimiento los desabotoné y los tiré al aire, para perderlos de vista, no los necesitaba, sino a mi querido novio semidesnudo debajo de mí, quien gemía ante mis caricias y mordía sus labios con actos tan simples como tocar su piel, lo hacía de esa manera tan seductora que me llevaba a la perdición y me incitaba a continuar y si es posible no detenerme nunca. Lo tenía tan indefenso, tan precioso debajo de mí, era tan perfecto que podía encerrarlo en una cajita de cristal y exhibirlo en un museo para que nadie pudiera tocarlo, solo yo, porque era solo mío y yo era su dueño. Sonreí ante mis pensamientos y de inmediato me quité mis pantalones y mi bóxer para unir nuestros cuerpos y formar uno solo, demostrando completamente el amor del uno hacia el otro.

—Dyl... Dyl... detente —habló con la voz entrecortada cuando mis manos fueron a su bóxer

—No me pidas eso, cariño —musité entre un ronco gemido a la vez que tiraba su bóxer al suelo

Dos tontos en problemas (Dylmas) / 2da Temporada de Dos tontos y un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora