Capítulo 45

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Estaba paralizado.

No podía moverse de su lugar, pero joder quería hacerlo.

La gente corría a socorrer a Dylan, pero Thomas no quería moverse para verlo, deseaba que todo fuese un sueño, porque tenía miedo de ir y encontrarlo muerto, no soportaría verlo así.

Pero solo bastó de una voz para que regresara a la realidad de su estado de shock.

—Papi, ¿qué pasó? —una pequeña manita agitaba su pantalón—. Papi, ¿por qué están gritando?

—Dios mío —susurró sin quitar su vista del frente—. Clau, quédate aquí, no quiero que vayas por favor.

—¿Por qué?

—Porque no quiero que veas lo que pasó allá, ¿ok? Prométeme que te quedarás aquí.

—Ah... ok —aceptó insegura—. Pero, ¿está todo bien? ¿Qué pasó?

—Luego te lo explico, cielo, pero no salgas de aquí. Ni siquiera espíes, por favor —besó su mejilla y de inmediato corrió hacia su novio, rezando internamente que nada malo le hubiese pasado.

Él estará bien, él estará bien.

Pero sus pensamientos no fueron correctos.

Tuvo que agarrarse de lo primero que se le cruzó en el camino para no caer al ver a Dylan en aquel estado. Dios el pobre apenas podía abrir los ojos, gemía de dolor y gritaba el nombre de su amado. Al verlo, todos le abrieron espacio para que se acercara a él, por lo que rápidamente se arrodilló a su lado y tomó su mano delicadamente, las lágrimas salieron sin avisar cuando vio su rostro lleno de sangre y heridas, parecía que el pobre había salido de una película de terror, lastimosamente todo era real, esos daños en su rostro no estaban hechos con maquillaje como en el mundo de ficción de las películas y eran tan horribles que Thomas sentía que pronto se desmayaría de la impresión.

—To...mmy, no te... vayas —musitaba el castaño con las pocas fuerzas que tenía, ni siquiera podía mirar al blondo, puesto que sentía un terrible dolor en todo su rostro y no podía moverse, incluso el gritar también dolía.

—Aquí estoy, Dyl, aquí estoy. Tranquilo, todo estará bien —Thomas no dejaba de llorar—. ¡No se queden ahí parados! ¡LLAMEN A UNA MALDITA AMBULANCIA! —todos brincaron ante aquel grito, jamás habían visto al pacifista Thomas Sangster de esa manera.

—Ya lo hizo, Wes, Tom —le dijo Kaya entre llantos—. Cálmate por favor.

—¡¿QUÉ ME CALME?! ¡LE DIJE A WES QUE SERÍA UNA MALA IDEA Y NADIE ME ESCUCHÓ!

—Thomas, no empeores las cosas, tranquilo —habló un Ki sumamente preocupado.

El rubio decidió ignorar al resto y se concentró en mantener despierto a su novio, quien luchaba por mantener los ojos abiertos, sin embargo, su mente estaba a punto de apagarse debido a todos los golpes que sufrió. El pobre se quejaba a gritos, no dejaba de hacerlo y eso ponía más tenso a Thomas.

—Dyl, no te muevas, tranquilo, ya viene una ambulancia, resiste.

Quería tirarse sobre él para abrazarlo, pero lo veía tan mal que tenía miedo de hacerle daño.

Después vino lo peor, de pronto escuchó un grito que reconocería en cualquier lugar, Thomas levantó la mirada y encaró a la niña parada en shock frente a ellos. Maldijo entre dientes mientras observaba, cómo Dexter la cargaba para llevarla lejos, no quería que su bebé se tratara viendo a Dylan así, y por eso le había pedido de favor que no se acercara.

—¡Bájame tío Dexter! ¡Quiero ver a mi papá! —la niña pataleaba sobre el pecho del moreno.

—¡Dexter, llévatela lejos, por favor!

Dos tontos en problemas (Dylmas) / 2da Temporada de Dos tontos y un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora