Capítulo 50

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Las lágrimas se hicieron presentes, Thomas mantenía su cabeza sobre el brazo de Dylan, al cual abrazaba y acariciaba como si su vida dependiera de ello y es que le hacía tanta falta que daría todo lo que fuera por que despertara y dejar de sentir esa angustia de si vivirá o no.

—Amor —habló mientras levantaba su cabeza para mirarlo y acariciar su rostro vendado—. Espero que en serio me escuches, nuestra nena es un tesoro, te prometo que la cuidaré como nunca hasta que despiertes, te amo —dicho esto, depositó un beso en su frente para volver a llorar sobre sus brazos—. Necesito que despiertes, no puedo enfrentar esto solo.

—Tranquilo, Tom —Kaya se le acercó para acariciar su espalda con delicadeza, acto seguido, el rubio abrazó a su amiga mientras recostaba su cabeza sobre su pecho.

—Estoy harto —sollozó—. Solo quiero que todo... —detuvo su habla debido a que sintió algo raro en el pecho de la muchacha, se retiró de golpe y la miró extraño—. ¿Te operaste las chichis?

—¿Qué? ¡No! ¿Por qué? —preguntó mientras las observaba.

—No lo sé, las sentí algo... infladitas y yo que sepa tú eres plana.

—Pues no, son naturales —se cruzó de brazos algo enfadada, a pesar de que Tom no sabía sobre su embarazo aún así se sentía ofendida.

—¿Te enojaste? —una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Thomas al ver la cara que puso su amiga.

—No —giró su cabeza para no hacer contacto visual con él.

—Oye, ¿qué te pasa? Deberías sentirte alagada porque te dije que te crecieron las bubis —dijo mientras la abrazaba.

—Lo siento, últimamente estoy muy sensible —la muchacha comenzó a llorar sobre el pecho de su amigo.

—Hey, ¿qué tienes? —el muchacho tomó el rostro de su amiga—. Tranquila.

—Perdón, no sé qué me pasa —habló con dificultad debido a los sollozos.

—¿Estás con Andrés?

—Ah cállate —entonces ambos comenzaron a reír.

No pasó más de media hora, cuando la enfermera rizada entró a la fría habitación a interrumpir la charla de la pareja de amigos.

—Gzi...

—Thomas, tu niña...

En ese momento el miedo se apoderó de su cuerpo.

—¿Qué? ¿Qué tiene? ¿Ya salió? ¿Está bien?

—Sí Thomas, ¿quieres venir a verla?

—Claro que sí —se acercó a la cama de su novio y besó su frente—. Ya regreso mi amor, iré a ver a nuestra princesa —tomó la mano de Kaya y juntos salieron detrás de Gzi hacia el cuarto piso donde la pequeña Claudia se encontraba.

Habitación 403. Paredes blancas, una cama y un paciente. Tres características típicas de la habitación de un hospital, pero a diferencia de las demás, esta no tenía a cualquier paciente, sino a la pequeña Reina Claudia, cuya mirada estaba clavada en la nada, estaba tan perdida que ni siquiera se dio cuenta de la presencia de su padre, su tía y la enfermera. Thomas no pudo evitar sentir lástima por su hija, ella que estaba tan emocionada por su presentación para que todo terminara en tragedia; tocó la puerta ligeramente con sus nudillos, de esta manera llamó la atención de la pequeña, quien al mirarlo sonrió ligeramente.

—Papi —su voz sonó rasposa y quebrada.

—Hola, mi vida —el rubio se sentó en la cama y comenzó a acariciar la frente de su niña.

Dos tontos en problemas (Dylmas) / 2da Temporada de Dos tontos y un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora