—Tres, dos, uno —y la puerta se abrió, Dylan y yo giramos nuestras cabezas y sonreímos melancólicamente al ver a nuestra pequeña salir del consultorio de Flor, al ver pequeños rastros de llanto en su rostro, no dudamos en acercarnos y abrazarla, gesto que provocó que rompiera en llanto.
—Hey, tranquila, corazón, estamos aquí y no pasará nada —le susurré mientras acariciaba su carita, ella asintió y sorbió su nariz.
—Ya no quiero regresar, por favor —musitó entre sollozos.
—Pero lindura, si no vienes, nunca se te irán las pesadillas y ese miedo malvado que te molesta, porque quieres que se vaya, ¿no? —ella asintió—. Entonces debes venir corazón, te prometo que las próximas citas no serán tan feas —y volvió a asentir mientras me abrazaba.
—No estés triste, Clau, mira que tenemos buenas noticias para ti —mi niña miró curiosa a mi novio—. Shelley consiguió un cupo para ti en la academia de ballet y... —sacó una funda de su espalda, la cual llevaba escondiéndola desde que ella salió—, te compró esto —le extendió la funda y ella sacó lo que había en su interior, automáticamente una sonrisa se formó en su rostro.
—¡Un tutú! ¿Es mío? —ambos asentimos—. ¡Es hermoso! ¡Díganle que gracias! ¡Seré la princesa más bonita de todas!
—Ya lo eres —dijo Dylan con una gran sonrisa en su rostro.
—¿Cuándo iré?
—Todos los sábados, porque de lunes a viernes tienes tú nivelación y tus terapias.
—Ojalá mi mamá esté sufriendo por esto —se quejó cruzándose de brazos—. Yo quería ir más días.
—Por favor, no recordemos a esa bruja y vayamos a casa —sugerí y los tres fuimos al auto.
—¡Muero porque ya sea sábado! —exclamó una Clau muy contenta mientras admiraba su tutú.
—Sé paciente, Clau, falta poco —le dijo Dyl y ella asintió contenta.
***
—¡Pas, hoy es mi primera clase! ¡Despierteeen! —el grito de Clau hizo que ambos brincáramos en la cama.
—¡Ah genial! ¡Estaba soñando con Ricky! —exclamó mi novio y yo lo asesiné con la mirada.
—¿Quién es Ricky?
—No hablo en serio, ¿no has visto el emperador y sus locuras?
—Oh, la frase de Yzma, es cierto.
—¡Oigan! —mi hija llamó nuestra atención—. Ya vamos a desayunar, no quiero llegar tarde.
—¡Desayuno express en camino! —y en menos de un parpadeo, Dylan cargó a Clau para llevársela a la cocina.
***
—¡Ya casi llegamos! ¡Apúrense! —mi hija nos alentaba a subir las escaleras.
—No, no de ninguna manera llegarás antes que nosotros —Dylan la cargó—. No puedes correr ni cansarte y lo sabes.
—Ay —Clau hizo un puchero muy tierno—. Entonces... ¡Arre caballito!
Entonces Dylan relinchó como un caballo y subió las escaleras dando varios saltitos. Caminamos a lo largo de varios pasillos hasta encontrar con el que buscábamos, lugar donde varias niñitas se vestían junto a sus mamás y alistaban su traje al igual que sus peinados raros. Caminamos hacia la maestra, quien al parecer estaba practicando para llevar a cabo la clase, tocamos su hombro y ella giró sobre su pie con sus manos en forma de jarra.
—Guau —susurró Clau mientras miraba a la maestra.
—Esto harás en algunos meses, lindura —le dijo dulcemente y mi hija sonrió con mucha ilusión—. Vayan con esa señora, ella les dará todo lo necesario, vean qué talla le queda mejor a la nena.
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Dos tontos en problemas (Dylmas) / 2da Temporada de Dos tontos y un bebé
Fiksi PenggemarATENCIÓN: Si no has leído la primera temporada, no leas esto, posiblemente te confundirás o te harás spoiler. ... Con el regreso de Thomas, Dylan experimentará más de mil emociones además del odio y la confusión, las cuales intentará ocultar para no...