Capítulo 57

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Dylan:

Adivinen, ¿qué día es hoy?

No, no es el día de molestar a Calamardo.

Hoy, toda la familia de Maze Runner se reencontrará para reiniciar las grabaciones de la Cura Mortal, y debo decir que estoy aterrorizado, a pesar de que me dijeron que ya no tendría que subirme a nada en movimiento, los vehículos serían movidos a computadora, pero eso no garantizaba que yo volviese a salir lastimado.

Afortunadamente tengo un novio tan hermoso que me ayudó a vencer mis miedos, además, la psicóloga también formó parte de este proceso de recuperación, por esta razón puedo decir que estoy listo en un porcentaje del ochenta y cinco.

El tiempo había pasado, tres meses para ser exactos, en los cuales habían ocurrido muchísimas cosas: Clau había sido dada de alta al fin de la psicóloga y pudo retomar con más frecuencia a sus clases de ballet, su rendimiento en la escuela había mejorado; ahora, hablando de mí, por fin pude quitarme esta horrible barba y hacerme un corte normal, puesto que terminé de grabar American Assassin y debo decir que quedó perfecta; y hablando de Tommy, pues... sigue siendo Tommy, él no ha cambiado nada.

Cuando llegamos al set de grabación, no pude evitar mirar todo el equipo con miedo, de pronto, los recuerdos de aquel día regresaron a mi mente, un montón de imágenes borrosas y movidas, luego el ruido de mi cuerpo cayendo, y siendo arrastrado por el árido suelo, el auto aplastando mis huesos y finalmente los gritos del resto. No pude evitar apretar el volante con fuerza y respirar con fuerza.

—Papi... —escuché la voz de mi hija, por el retrovisor pude ver como daba toquecitos en el hombro de mi novio para llamar su atención, esto provocó que reaccionara, al parecer él también había tenido memorias de ese día tan nefasto

—Dyl, tranquilo —sentí sus manos acariciar las mías—. No pasará nada igual, si quieres podemos irnos y renunciar.

—Tengo miedo —fue lo único que pude pronunciar, las palabras no podían salir de mi boca.

—MI vida, respira, por favor, inhala —cerré mis ojos y obedecí—. Exhala —otra vez.

Así continué respirando continuamente, mi novio se las había arreglado para tomar mis manos y evitar que estuvieran tensas sobre el volante, las manitas de mi hija acariciaban mi brazo, acto que me ayudaba a calmarme.

Los amaba, eran lo único que necesitaba para estar bien.

Gracias a ellos, logré tranquilizarme cinco minutos después, así que ahora ya nos encontrábamos en nuestro camerino para colocarnos nuestros trajes característicos de nuestros personajes, Clau esperaba en el sillón hasta que saliéramos.

Ya habíamos llegado a nuestro lugar, otra vez enfrentar esa escena que casi me mata, no pude evitar tragar saliva al ver el auto y el tren, por más que ambos ya no se moverían, sentía muchísimo miedo, la psicóloga dijo que era normal por la experiencia vivida, pero yo no podía estar tranquilo, tenías que vivirlo para entenderme.

Pero hubo una escena que me cautivó el corazón y alejó todo ese miedo que sentía, y era ver a Clau correr contenta junto a Rosa y a Dexter, me daba tanto gusto poder verla así al fin, luego de tantos años de verla sufrir con aquel miedo de no poder correr, por fin podía ser feliz, bien dicen que luego de la tormenta viene la calma.

—Mírala, amor se ve tan feliz —comentó mi novio abrazándose a mi brazo.

—Lo sé.

—Como dice el dicho, después de la calma, viene la tormenta.

Solté una carcajada al escuchar eso, había pensado lo mismo que yo, mas se había confundido el muy tonto. De inmediato me miró confundido y algo molesto.

Dos tontos en problemas (Dylmas) / 2da Temporada de Dos tontos y un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora