Dos tontos en problemas (Dylmas) / 2da Temporada de Dos tontos y un bebé

Capítulo 6

—¿Qué hora es? —le pregunté y él buscó su celular

—Las doce

—¡¿Doce?! —de inmediato me levanté y busqué mi ropa que estaba tirada en el suelo para cambiarme

—¿Qué te ocurre?

—¡Debo ir por Claudia a su escuela en media hora! Mis llaves, mis llaves —susurré mientras las buscaba en mi pantalón

—Dylan, dejaste tu auto en el set —dijo en cuanto las saqué de mí bolsillo

—¡Ahhh! ¡Maldición! —tiré una almohada por lejos

—Hombre, tranquilo, yo te llevo

—¿De verdad? —asintió—. ¡Oh gracias! ¡Gracias, gracias, gracias!

—No hay de qué —cuando se levantó de la cama hizo una mueca de dolor

—¿Qué tienes?

—Oh, que el señor aquí presente andaba urgido por tener sexo conmigo que casi me destroza el trasero la noche anterior —me mostró una sonrisita falsa y luego caminó cojeando hacia su armario, no pude evitar reír

—Perdón —mis mejillas se encendieron—. El alcohol me puso muy mal, pero, ¿sabes qué es lo positivo de esto? —me miró—. Escuché que tu personaje es rengo, podrías ponerlo en práctica

—Vete a la mierda —y entonces ambos soltamos una carcajada

Después de vestirnos -y de que Thomas continuara quejándose que le dolía el trasero todo el tiempo- salimos directo al parqueadero, donde nos encontramos con Ki, de inmediato ambos intentamos huir, pero fue muy tarde, él ya nos había descubierto, ahora solo esperábamos sus bromas y burlas.

—Vaya vaya —levantó una ceja y Thomas fue directo a abrir su auto—. Parece que se divirtieron mucho ayer

—¿Qué? —solté una risita nerviosa—. No Ki, para nada, solo hablamos

—Ajá, y yo algún día abriré los ojos. No había visto a Thomas cojear de esa manera desde hace tres años —dicho esto se fue riendo

—¿Ki también se hospeda aquí? —le pregunté a Thomas en cuanto arrancó el auto

—La mayoría está aquí, Ki, Will, Dexter, Chris —frunció el ceño mientras pensaba, se veía muy lindo—. Blake

—Bueno, por lo menos no hicimos mucho ruido —me levanté de hombros y él negó con la cabeza

El auto se detuvo frente a un semáforo en rojo, Thomas apoyó su codo izquierdo en la ventana y acarició su frente sin despegar su vista del parabrisas. Sonreí y acerqué mi mano para acariciar la suya que se encontraba sobre la palanca de cambios. Su cabeza giró automáticamente mirando nuestras manos, luego la subió para mirarme confundido y yo le sonreí como respuesta mientras continuaba acariciando el dorso de su mano. Regresó su vista al parabrisas y sonrió levemente, gesto que amé.
Como no puedo quedarme callado comencé a hablar sobre cualquier cosa hasta que llegamos a la escuela veinte minutos después.

—Gracias Thomas —me bajé del auto y él lo apagó—. ¿También vienes?

—Sí, quiero saludarla

Caminamos en silencio directo a la entrada, tomé la mano de Thomas por instinto, ninguno de los dos se había dado cuenta de mi acto, se sentía tan normal a pesar de nuestra pelea.

—¡Papá! —en cuanto escuché la voz de Claudia, solté la mano de Thomas

Giré mi cabeza hacia varias direcciones hasta que la encontré cerca de un columpio, corriendo hacia mí con sus brazos abiertos para abrazarme. Corrí hacia ella y cuando ya estábamos juntos la cargué por los aires y ella rió, luego la bajé un poco y besó mis mejillas varias veces.