Dos tontos en problemas (Dylmas) / 2da Temporada de Dos tontos y un bebé

Capítulo 55

Estamos en la recta final, contando con este, nos quedan 5 capítulos para que todo termine :') *se va llorando*

Thomas:

—Las grabaciones de la Cura Mortal se pospondrán hasta que los bebés de Kaya y Ki nazcan—comenté mientras caminaba junto a Dyl hacia la academia de Ballet de Clau.

—Ah, qué bien —el tono que utilizó me llegó a confundir, puesto que su actitud cambió en menos de un parpadeo en cuanto mencioné lo anterior.

—¿Te ocurre algo, Dyl? —pregunté deteniéndome y tomando su rostro con mis manos.

—No es nada, Tommy, es solo que... tengo miedo —su voz se quebró en ese par de palabras—. ¿Y si me pasa algo otra vez y esta vez sí me muero?

—Oh no, cariño, eso jamás pasará, no debes ser negativo, cuando regreses al set, brillarás, mi cielo, como el gran artista que eres.

—Creo que jamás podré volver a grabar una película, lo que viví fue tan horrible que cada que pienso que algún día debo retomar a todo eso, me dan ganas de vomitar, te lo juro.

—Cielo, ¿no crees que es mejor que busquemos ayuda? No puedes quedarte sin trabajar.

—Pero es que no quiero volver, amor, no puedo estar tranquilo.

—Para eso mismo será la ayuda, no te dejaré solo, ¿sí, Dyl? Porque tu talento es demasiado increíble como para que dejes tu trabajo, recuerda que te ha costado muchísimo llegar a donde estás ahora.

Él solo sonrió, se me acercó y tomó mi rostro para besar mis labios con ternura.

—Te amo, Tommy, gracias.

—No agradezcas, Dyl, solo veo lo mejor para ti —besé su frente y acaricié sus mejillas—. Desde mañana contactaré a un psicólogo.

Llegamos a la puerta principal, donde pudimos apreciar a nuestra pequeña corriendo de un lado a otro con su amiguita, no pudimos evitar sonreír de oreja a oreja al verla tan feliz, ahora que Pepe ya no estaba con ella, por fin podía jugar como una niña normal, sin temores a tener algún ataque, bien dicen que después de la tormenta viene la calma.

—¡Reinita, llegaron tus padres! —exclamó su maestra Julia.

Clau levantó su cabeza con un enorme brillo en sus hermosos ojitos de mar, al vernos, sonrió de oreja a oreja y corrió hacia nosotros.

—¡Llegaron temprano! ¡Hoy va a llover, ¿o qué?!

—Estamos cambiando —habló Dylan abrazándola—. Todos los días intentamos ser mejores padres, ¿verdad, Tommy?

—Así es, si somos buenos padres tendremos una buena hija —dije acariciando su carita—. Aquí está Corny —se lo di—. Dijo que te extrañó mucho.

—Owww, Crony, yo también te extrañé —entonces abrazó su peluche y los cuatro salimos de ahí, no sin antes despedirnos de la maestra y de la amiga de Clau.

Al llegar al auto, Clau saltó hacia el asiento del copiloto, donde se encontraba Dyl y se acomodó sobre su regazo, luego nos enseñó una gran sonrisa.

—¿Y tú por qué estás tan feliz, señorita? —le pregunté mientras conducía el auto.

—Pueeees... ¡¿adivinen quién será la Prima Ballerina en la próxima obra de mi academia?!

—¡¿Tú?! —interrogamos Dyl y yo al unísono.

—¡SÍÍÍÍÍÍÍ! ¡Al fin podrás verme en el escenario, papá! ¡Sin que Pepe me moleste! ¡Todo será perfecto!