-Vaya, así que eres su hermana. Ya me extrañaba que Gato fuera esa clase de hombre.
Léon permanecía en silencio, con los labios reposados sobre el borde de la taza llena de café, dando pequeños sorbos, mientras sus intensos ojos se clavaban en la nada grata presencia que había entrado en su actual residencia.
Hermana, madre y Emma se hallaban también allí y clavaban en Bestia serias miradas. Aunque la menos entusiasmada con su visita eran Lucy y Emma.
Por lo contrario Bestia no parecía mínimamente incómoda y no había dejado de tomar galletas de canela que Emma había horneado aquella tarde, con la intención de ofecerselas a sus anteriores jefes, en especial a Léon, pero el joven en cuestión no había tomado ninguna ni ninguno de Boulogne, era Bestia quien se las estaba devorando como si de un rodeador se tratara.
-Aimeé, eres realmente hermosa.
La joven se mantuvo seria, aunque un leve color hizo aparición en sus mejillas. Le sorprendió su repentino comentario. No se lo había imaginado proveniente de ella, quizás porque en un principio se sintió taladrada por aquella verde mirada, pero ésta ahora sonreía con cierta amabilidad.
-Agradezco sus palabras - Bajó los párpados e inclinó la cabeza en señal de agradecimiento.
Bajo el manto de largas pestañas sus ojos se descubrieron después. Aquel intenso azul que en sus ojos residía era sin duda asombroso, pero no tanto como las pupilas de aguja de Léon.
-Vaya, siento que estoy visitando la casa real.
Sus palabras expresaban quizás un punto de incomodidad, pero no se veía de ese modo, es más, es como si hubiera estado allí en múltiples ocasiones.
Lucy permanecía en silencio, tallando la figura de la muchacha con la mirada. Apenas daba sorbos a su café y se fijaba en la hora que indicaba el reloj de pared que quedaba a su derecha.
-Yo vivo con mi abuela - Comenzó a relatar sin que nadie le hubiera preguntado, quizás porque nadie en la mesa decía algo - De mis padres no tengo ni la más remota idea, desde que se divorciaron cuando tenía siete años se pueden con los dedos las veces que lo hes visto. Aunque a veces recibo alguna carta de mi madre, la cual detesta la tecnología con todo su ser.
Aimeé se hallaba sentada junto a Bestia y no podía evitar mirar de reojo para abajo cada cuanto Ariel cambiaba el cruce de piernas. En toda ocasión había podido ver un poco de la tela de su ropa interior. Ella estaba sin duda impactada con su vestuario, aunque era cierto que desde que habían cambiado de vida había visto de todo, pero nunca había conocido a una chica que llevara vestido un cinturón. Aquel reducido pedazo de tela no merecía ser llamado falda.
-Pero no es que me importen, siquiera los extraño, ya soy feliz con mis secuaces, ellos me aman y yo igual. Somos una enorme familia.
Bestia no se cortaba y comenzó a relatar sobre algunas de sus peleas, los chicos a los que había dejado barriendo el polvo, únicamente conteniéndose de decir una palabra mal sonante.
Era visible el desagrado en la mirada de Lucy y Léon la sentía de vez en cuando recaída en él con cierta desaprobación.
-Ya se hizo tarde, le acompañaré hasta su casa, Ariel.
-¿Qué?
Ariel pestañeó incrédula ante el ofrecimiento de Gato y más con su cabellerosa actitud. Siempre había sido de aquel modo, un príncipe de la época actual, un joven recatado, pero que la tratara de ese modo clavó una espinilla en su estómago.
-¿Te refieres a que me protegerás sí un sinvergüenza trata de ultraparse conmigo?
Existía burla y ternura tanto en su tono de voz como en su forma de mirarle. Quiso actuar como la chica ruda que mostraba ser en situaciones como aquella, pero el ofrecimiento de Léon le robó parte de dicha rudeza. La convirtió en un algodón dulce de un suave rosado, color que se destacaba en sus mejillas.
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Coleccionista de desastres [Completa]
RomanceLéon Boulogne es un joven que desciende de una familia noble y que se mantiene en la actualidad. Su familia goza de respeto y de riqueza, pero una noche se entera, de la peor manera, que lo han perdido todo, por lo que se ven obligados a abandonar l...