Melanie alzó su careto somnoliento y agarró molesta el celular que sonaba por tercera vez. No había buscado saber quién era, pues tenía mucho sueño, mas para su desgracia no pudo seguir durmiendo.
-¿Qué sucede, Alice? -Se frotó la nariz, sintiéndose irritada -¿Por qué me llamas tan temprano?
-¿Temprano? -Alice verificó la hora en su celular, creyendo haberlo visto mal Pero si son las doce de la tarde.... ¿Todavía estabas durmiendo?
-Sí... Es que con todo lo que ocurrió en el campamento pues no he podido pegar ojo...
Había sido un torbellino de emociones, de sorpresas. Sin duda había sido un error el haber ido a aquella excursión.
-¡De eso quería que me hablaras! -Exclamó Alice, deseando poder platicar sobre lo ocurrido. Estaba segura que el Lunes los estudiantes no hablarían de otra cosa - Y bueno, ya nos cité con Léon para de paso ayudarle con la mudanza.
-¿Mudanza? -De repente escuchó un click en su cabeza. Recordó que Léon le comentara sobre el tema -Ah, pero... Cielos, Alice -Se llevó la mano a la cabeza. Tenía una terrible jaqueca.
No podía negarse. De hecho podía, mas no quería hacerlo. Se trataba de ayudar a su querido amigo, no podía hacerle el feo.
-Buenoooo... -Dejó caer perezosamente las piernas de la cama -Me alisto y me reuno con ustedes... ¿en dónde?...
-Ya te envío la nueva dirección de Léon. Ya está todo allá. Nos vemos ahorita. Besitos.
Melanie agarró lo que tenía más a mano, el chándal masculino, después se fue a lavarse la cara, se peinó el cabello rápidamente y salió de casa sin siquiera merendar. Tenía la intención de comer algo por el camino. Para despejar el sueño decidió ir trotando.
Aquella tarde se presentaba agradable, cálida, perfecta para sus rutinas de ejercicio.
Trotó cerca de nueve minutos hasta que localizó la morada con la ayuda del GPS. Era un edificio azul cielo de cinco pisos con la pintura un tanto deteriorada, pero que no le desagradó. Pulsó el botón 4-C y aguardó que alguien le respondiera.
-Buenas tardes, ¿me podría indicar su nombre? -Reconoció la voz profunda de Léon.
-Soy yo, Melanie -Sonrió divertida.
Estaba acostumbrada a la formalidad de Léon, pero era la primera vez que se comunicaban de esa manera, pues aunque tenía su número nunca se habían llamado, apenas se habían enviado algún mensaje. La de las llamadas era Alice.
-Bienvenida, Melanie. Ahora te abro.
-Gracias.
Melanie empujó la puerta en cuanto escuchó el sonido le advertía que le había abierto.
El interior del edificio era anticuado, feo se atrevería a decir, y estaba segura que no estaba nada acorde con el gusto de Léon ni el de su familia.
Ignoró el viejo ascensor y optó por las escaleras, como la fanática del ejercicio que era. Una escalada que la ayudó a despejarse.
-Hola, Melanie -Alice la recibió con un apretado abrazo acompañado de un amoroso beso en la mejilla. Su mirada echaba chispas -Vamos, quiero que me cuentes todooooo lo que ocurrió, sin omitir detalles.
-Pero, ¿no está en las noticias?
La verdad es que no sabía qué decirle. Ella únicamente había avistado a un chico desnudo. Salvo su masculinidad poco o nada sabía de aquel muchacho. Buscarla para un interrogatorio era un error. León, el profesor, Ariel y Matías eran los quienes vieron con detalle el rostro del chico. Después se lo había llevado la ambulancia.
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Coleccionista de desastres [Completa]
RomanceLéon Boulogne es un joven que desciende de una familia noble y que se mantiene en la actualidad. Su familia goza de respeto y de riqueza, pero una noche se entera, de la peor manera, que lo han perdido todo, por lo que se ven obligados a abandonar l...