LIII • La vida sigue

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Alice: Mi corazón retumba en busca de tu paradero
Apenas late
Sin ti es imposible hallar normalidad
Respirar supone una agonía 
Quisiera tanto volverte a abrazar
Mis labios en los tuyos acurrucar...

Alexander: Alice, deja de enviarme esos mensajes. Ya es suficiente.

Alice: No puedo olvidarte, Alexander. ¿Podría ir a verte estas vacaciones?

Alexander: Alice, no, no quiero que vengas, no quiero verte. Ya hemos terminado.  Entiende que lo nuestro no tiene solución.  Apenas nos hacemos daño.

Alice: No es cierto, también me haces muy feliz. Alexander, quisiera volver a intentarlo. Quiero probarte que lo nuestro es posible. No volveré a hablarte de hacer el amor. Prometo que voy a respetar tu asexualidad.

Alexander: Alice, entiende de una vez, lo nuestro ya es pasado, deja de insistir. 

Alice: Alexander, ¿ya no me amas?

Alice se disponía a rogarle; una vez más, pero de repente se deparó con que enviarle mensajes ya no era posible. Alexander la había bloqueado... En verdad la quería fuera de su vida.

—Tonto...

Se hizo bola sobre el colchón y buscó en la galería de su celular. Allí estaban las varias fotos que se había tomado con él, con el chico que todavía seguía tan latente en su corazón. No era apenas daño lo que habían sufrido mutuamente, aquellas fotos eran la prueba de la felicidad.  Alice seguía creyendo que todavía existía solución para su relación, pero... No podía estar nadando contra marea todo el tiempo, el amor era de dos, y si Alexander no ponía de su parte era imposible.

—No quiero —se dijo, negándose a aceptar aquella cruda realidad.

Se creó un nuevo perfil de Facebook y buscó a su amado.

Alice: Alexander, me dolió que me bloquearas 😢

Alexander: No puedo creerlo... Alice, esto ya es suficiente.

La chica fue víctima de un nuevo bloqueo, el que le resultó todavía más doloroso que el primero. Siquiera le había dejado escribirle sus sentimientos.

Pensaba en crear un tercero perfil, pero se detuvo en el momento que digitaba por segunda vez su contraseña y apagó la pantalla. No quería seguir arrastrándose, ella también tenía su dignidad. 

Alexander en verdad insistía en que lo suyo no tenía solución.  Deseaba que se mantenieran en la distancia.  Le estaba pidiendo que le olvidara, que hiciera su vida con alguien más...

—¡Idiota! —Volvió a la galería y marcó con una cruz todas las fotos donde él se hallaba.

¿Está seguro que pretende eliminar todas las fotos?

Deseaba acceder. Su pulgar temblaba sobre la pantalla, sobre el "sí". No era capaz.  Por muy rechazada que fuera no lograba borrar a Alexander. No estaba en su deseo el olvidarle.

Guardó el aparato en el primer cajón de su mesilla y abandonó su habitación apresuramamente. Necesitaba alejarse de aquel medio de comunicación, necesitaba borrar a Alexander de su ser.

😺😺😺

—Buenos días, ¿cómo se encuentra hoy?

—Perdone, ¿le conozco de algo?

Léon reprimió una expresión triste. Le resultaba sumamente difícil, inaceptable, el estar frente a su progenitor y que éste no le reconociera, que le viera con los ojos plagados de confusión. 

Coleccionista de desastres [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora