Cuatro estaciones pasaron desde aquel trágico día en que Anaciel y Noré tuvieron que separarse, sin embargo el joven Diablo continuó visitando en secreto a su amada, manteniendo así inamovibles sus sentimientos por ella.
Anaciel seguía siendo celosamente custodiada por un guardián, ya que aún era una firme candidata a suceder a un arcángel.
Cientos de veces Noré se preguntó cuando sería el momento indicado para volver a aparecer ante ella y a veces, en ocasiones en que la desesperación por tocarla lo invadía, se arrepentía de haber borrado sus recuerdos, ya que en todo ese tiempo nunca vio una mínima señal de que ellos volviesen.
Hasta una noche qué, una vez más, él la vistió en su forma de ave...- Oh!, tú de nuevo...- comentó Anaciel mientras lo tomaba entre sus manos - Siempre estás aquí, sería extraño ya no verte... eres como una compañía para mi...- lo acarició - me siento un poco extraña hablando con un ave - sonrió ella.
Se sentó en las raíces de un árbol a admirar las luces lejanas del pueblo, y entre suspiros continuó
- Me gusta venir aquí, pero también me hace sentir sola... A veces siento que estoy buscando algo que perdí en este lugar... pero ni siquiera sé que es... sólo es una sensación...Noré estaba sorprendido, era la primera vez en todo ese tiempo que la oía pensar en voz alta.
- Tal vez debería darte un nombre, mmm... No... Nor... ¡Noré!, es un lindo nombre aunque un poco extraño je, je - rio ella - A veces viene a mi cabeza, seguro debo haberlo leído en algún lado... bueno debo irme, pero seguro te veré de nuevo mañana - terminó mientras lo dejaba sujeto a una rama - Adiós pequeño - se despidió con una sonrisa y finalmente volvió al paraíso.
Noré sintió que su corazón se detenía, necesitaba quedarse un momento quieto para ordenar sus pensamientos, ¿Era posible que Anaciel pudiese recordarlo?. Sentía como si estuviese a punto de tomar su mano pero por apenas unos centímetros no lo lograba.
¿Qué debía hacer ahora?, ¿Cómo podía presentarse nuevamente ante ella?, ¿Qué había cambiado en la situación?, ¿Podrían estar juntos?, todas esas preguntas giraban en su mente y lo llenaban de dudas.
La ansiedad trataba de arrastrarlo a la desesperación, pero él se esforzaba por no dejarse llevar.
Necesitaba pensar claramente como acercarse a ella, distanciarla de la custodia y, llegado el caso en que no lo recordase, enamorarla de nuevo.Escucharla decir su nombre lo había llenado de nostalgia y deseos, de esperanzas de tenerla de nuevo, pero lo que nunca imaginó es que alguien seguía sus pasos en las sombras...
La noche siguiente Noré se demoraría un poco en llegar a su encuentro ya que había mandado a hacer un somnífero especial para así deshacerse del guardián. Mientras tanto en la tierra de los humanos, la joven Ángel recorría el bosque disfrutando de las alegres melodías que provenían del pueblo, cuando de repente se encontró con una hermosa y solitaria rosa blanca que descansaba en las raíces de un árbol.
- Que bella es....- comentó Anaciel quien la tomó entre sus manos, y en un mínimo descuido se hirió con una de sus espinas
- Auch!... tiene demasiadas espinas para ser sólo una rosa...- se lamentó.
Inexplicablemente ante sus ojos aquella flor cambió de color y se volvió completamente roja
- Pero... ¿Qué sucede?...- se preguntó.- Ja, ja, ahora eres mía preciosa - irrumpió una voz desconocida, y de la oscuridad emergió un Diablo de cabello blanco e imponente figura.
- No puede ser... un Diablo... - susurró asustada.
- ¡¡¡Anaciel cuidado!!! - reaccionó el guardián, pero el Diablo con un sólo movimiento inmovilizó su cuerpo.

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El Ángel que bailaba con el Diablo 2: Recuerdos en el Infierno
FantasiaDespués de los hechos de la primera parte, Noré continúa amando en secreto a Anaciel, haciéndole compañía en su forma de ave cada vez que ella bajaba al mundo humano, esperando así el momento indicado para aparecer nuevamente ante ella. Pero todo se...