─ ¿Crees que se recuperará...?
─ Estoy seguro de que sí, Dongpyo. Tranquilo.
Junho salió de aquella habitación en el castillo de Wërohir. Realmente, Wooseok estaba siendo demasiado amable con ellos dejando que usasen su casa como propia tras todo aquel suceso.
El duende, mientras, observaba el cuerpo lleno de quemaduras de Seungwoo. Había mejorado notablemente gracias a la magia sanadora, tanto del dragón como de los elfos curanderos. Tan solo esperaba que despertase pronto.
Entretanto, el cadáver de Hyeongjun y los restos de Eunsang fueron llevados a Galdin y Hoggar respectivamente, para que sus familias pudieran despedirse de ellos y darles sepultura.
Realmente, la batalla fue mejor de lo que se esperaba. El sol brillaba con más fuerza que antes, quizá debido a la inexistencia de aquel gran mal. Por fin, Zenithia podría vivir la paz que merecía después de tantos eones en tensión y guerras.
Minhee regresó al océano y muchas veces se dejaba ver por Faerghus, donde solía estar siempre en la costa occidental, junto a un pirata.
─ ¡No me creo que de verdad fueses uno de esos guerreros que derrotó al Tenebroso!
─ ¡Créeme, Yunseong! ¡De verdad de la buena!
El pirata se quedó pensativo con un serio semblante, para después negar con la cabeza.
─ Si es verdad... ¡Demuéstralo!
─ ¡¿Cómo quieres que te lo demuestre?!
─ ¿Es que acaso no has robado ningún tesoro? ─Minhee negó─ ¡Eres un bobo! ¡Fuiste al infierno y no robaste nada! ¡Ni siquiera me trajiste algo para mí de recuerdo!
─ ¿Cómo que un recuerdo? ¡No había tienda de regalos!
─ ¿Y qué más da? ─se lanzó al suelo, quedando tendido sobre la arena, mirando el cielo. Se quitó su parche postizo del ojo izquierdo, el cual siempre llevaba para hacerse ver más "peligroso"─ Imagínate: Yunseong, el gran capitán del Dragón Marino y pirata más temido de Zenithia, vende por el modesto precio de doscientas mil millones monedas de oro, un icónico tesoro traído desde el mismísimo noveno infierno tras derrotar al malvado Tenebroso.
─ "Modesto precio"... ─recalcó Minhee─ ¡Ese precio no es modesto ni de lejos!
Continuaron discutiendo, aunque no de malas maneras, sino de forma amistosa, casi cómica y cariñosa. No entendía porqué, pero Minhee sentía que algo que había perdido de manera súbita y dolorosa, lo acababa de recuperar.
Por otro lado, Hangyul volvió solo a Altissia, su antiguo hogar que, extrañamente, estaba totalmente desierto y destruido. ¿A dónde se suponía que habían ido todos los de su especie? ¿Quizá había habido una guerra civil en su ausencia? Cientos de ideas de ese tipo cruzaron su cabeza, pero hubo algo más que le llamó la atención.
La luna se veía mucho más cercana a la tierra que de costumbre y las estrellas refugían con un brillo especial. De la nada, apareció un pequeño ser brillante, como un hada, que parecía querer guiarle. Pronto, Hangyul ascendería hacia Rionnag, el Reino de los Cielos.
Dohyon, antes de regresar a su casa con su familia en Ingénova, quiso hablar primero con Yohan acerca de algo que había "tomado prestado" durante la batalla contra el Tenebroso.
Hablando con él en Wërohir, sacó de una pequeña bolsita de tela, un pedazo del rubí de la corona del enemigo al que habían eliminado.
─ ¿Cómo lo conseguiste?
─ Salió disparado cuando Seungyoun le clavó la espada y lo recogí. No pasa nada si me lo quedo, ¿verdad?
─ Dudo que vaya a pasar algo ─respondió, tomando con cuidado aquel diminuto fragmento, no más grande que una cereza─. Pero ten cuidado y no dejes que caiga en malas manos.
─ Te lo prometo.
Se marchó de allí, ilusionado por regresar, después de tanto tiempo, a su casa.
Mientras, en el reino élfico, permanecían aún Seungwoo y Dongpyo, quien no se apartaba de él. Era extraño, sentía un gran vínculo con el ent y no sabía porqué, o a lo mejor solamente permanecía allí por algún tipo de sentimiento de culpa.Aquella misma tarde, ya anocheciendo, mientras el duende miraba desde la ventana a un gusanito comer una hoja, escuchó cómo Seungwoo soltaba algún quejido, despertándose probablemente por el dolor.
Dongpyo fue rápidamente hacia él.─ ¡Has despertado! ¿Estás bien?, ¿necesitas que llame a alguien?
─ Estoy bien, tranquilo. No te preocupes.
Ambos se sumieron en un extraño, pero cómodo silencio. El duende había regresado a ver al gusanito y el ent miraba cada rincón de aquel sitio.
─ Oye, Seungwoo, me gustaría preguntarte algo.
─ Adelante.
─ ¿Por qué me salvaste la vida? ─Seungwoo hizo afán de responder, pero una segunda pregunta lo mandó callar─, ¿y por qué siento que te conozco desde hace muchísimo tiempo atrás?
Entretanto, los dioses celebraban un último concilio en Nilfheim, donde discutieron sobre el futuro de Zenithia y el perdón de Seungyoun.
─ Es cierto que Seungyoun cumplió su condena asestando el último golpe al Tenebroso y acabando con él ─atajó Jisung─, pero dudo que sea suficiente como para pagar todo el daño que ha hecho a lo largo de la historia.
─ Ejecutarlo no es una opción, pues está fuera de nuestro alcance ─respondió Midam, quien de nuevo, lideraba aquel concilio─. Mas es cierto que acabar con el enemigo, aunque haya sido un arduo trabajo, no sería suficiente ─todos los dioses se quedaron en total y absoluto silencio, pensando en qué podrían hacer, hasta que todos llegaron a la misma conclusión.
Seungyoun debía ascender a Rionnag y proteger aquel lugar con su vida si era necesario, para así, terminar de purgar todo el mal que hizo y escudar a los habitantes del reino de los cielos, quienes en su mayoría, eran víctimas del Tenebroso y su oscura magia.
Una vez acabada la reunión, cada dios se marchó de allí, yendo Yena de regreso a Wërohir, pues tenía algo importante que contarle a Junho antes de marcharse.
En medio de una de las landas próximas al reino élfico, sentados al lado de un pequeño riachuelo y bajo la luz de la estrellas, se encontraban ellos dos.
─ Lo primero de todo: prométeme que mantendrás Zenithia en paz... Y lo segundo, toma esto ─la diosa se quitó un colgante que consistía en una runa bastante intrincada, con una piedra no demasiado grande incrustada, que desprendía algo de frío, pero seguridad al tocarla─. Dáselo a Yohan.
─ ¿Qué es?
─ Es la piedra del viento. Alberga todo mi poder como diosa y la fuerza vital de un antiguo pueblo que habitó Zenithia mucho antes de la primera gran guerra. Quiero que se la entregues para que él ocupe mi lugar como dios del viento.
Junho miraba perplejo el colgante. Obviamente, cumpliría las órdenes que le había dado Yena de entregar aquel objeto, pero le resultaba extraño el hecho de que ella dejase su cargo de diosa.
─ Bueno, ¡debo marcharme ya! ─atajó, levantándose del lugar─. Hay alguien que lleva esperándome mucho tiempo y no quiero hacerle esperar más.
─ Oye, ¿tan pronto?
─ ¡Qué pronto, ni qué pronto! ¡Si ya es de noche!
─ ¡No me refería a eso!
Pero no le dio tiempo a quejarse más, pues Yena había salido corriendo, desapareciendo en el horizonte.
Junho se quedó un rato más allí, viendo el agua del río fluir. Se le hacía extraño pensar que todo el mal había terminado y que nada más volvería a interferir en la paz de Zenithia.
Entrada la noche, decidió regresar a Wërohir, era tarde y tenía bastante sueño. De regreso, vio algo brillante tirado en el suelo. Se agachó para recogerlo y supo que una nueva era estaba por llegar.
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⌗ TALES OF WIND ♡̷̷%՞˖
Fantasya 𝐗𝟏 story. ꒷꒦꒷꒦ ❝ un extraño sujeto amenaza la 𝗽𝗮𝘇 del mundo. por ello, 11 chicos de distintas especies tendrán que aunar 𝗳𝘂𝗲𝗿𝘇𝗮𝘀 para derrotarlo. ❞ 𝗒𝖺𝗇𝖿𝖾𝗂𝖼𝗎𝗅𝗍 ┃ 2O19 ©️ 25.O7.2O19 ─ 15.O2.2O2O