ᛒᛖᛁᚾᛏᛁᚲᚢᚨᛏᚱᛟ

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Ingénova totalmente destruida y el mundo a nada de caer dentro de la oscuridad.

Después de la destrucción que provocó Seungyoun en el reino de la magia, uno de los más fuertes y resistentes de Zenithia, Junho decidió que era hora de hacer algo, a pesar de su reducida movilidad.

Sin nada que hacer allí, puso rumbo a Óguðleg de nuevo, aunque tardaría varios días en llegar, ya que se encontraba algo lejos, además de que él no podía andar bien todavía.
Pero necesitaba ir allí sí o sí, por la seguridad del mundo.

Su viaje comenzaba de buena manera, se había acostumbrado a caminar cojeando, aunque sus piernas le dolían demasiado al cabo de poco, por lo que tenía que parar y continuar más tarde. Estuvo así los primeros días, de vez en cuando, en algunas paradas se detenía a comer y descansar, pero cuando se le acabó la comida, todo cambió.

Si el mundo hubiese estado en sus condiciones normales, no habría sido un problema, pero todo estaba destrozado, hasta el punto de no haber ni una sola planta que comer.

Así que decidió aligerar el paso para llegar cuanto antes, incluso intentó transformarse en dragón para ir volando, mas sus pocas fuerzas se lo impedía.

Tras una semana de viaje, sin parar de andar, ni comer ni beber nada, aunque ya cerca de Óguðleg, sentía que iba a caer al suelo de un momento a otro.
Sin embargo, el destino de Zenithia estaba en juego y sabía que lo que hacía era lo correcto, además de que, muy a su pesar, haciendo eso podría salvar a Yohan de donde sea que estuviese.

Tenía muy claro que su deber era ignorar sus sentimientos y hacer lo que fuese correcto, pero no podía evitar odiarlo. No quería ayudar al espíritu, no se lo merecía, aunque las últimas veces que habían estado juntos lo había tratado bien.

Después de varias horas más, llegó exhausto por fin al volcán de Óguðleg. Sus piernas temblaban por el sobresfuerzo de la caminata, además del hambre y la sed que tenía.
Pensaba que, si no se daba prisa que resolver aquello, moriría por inanición y nadie se daría cuenta de ello, haciendo que su cadáver se quedase allí, en medio de la nada, convirtiéndose en una posible víctima de animales carroñeros e insectos.

Caminó hacia su antigua gruta, su querida casa, fijándose en lo cambiado que estaba todo a diferencia de cuando se fue de allí.
Si el paisaje ya era devastador entonces, el de aquel momento era mucho más catastrófico.

La entrada a la gruta continuaba destapada y el interior, destrozado, tal y como lo recordaba. Pero más lo iba a destrozar ahora.

Una vez dentro, reunió las pocas fuerzas que le quedaban, y juntando ambas manos mientras cerraba los ojos, intentaba concentrarse para realizar un conjuro desvelador.

Un brillo rojizo cubrió todos los obstáculos y paredes de aquella pequeña cueva y cuando se disipó, todo se había quedado vacío, mostrando una sala todavía más grande con una puerta de madera algo tostada al fondo.

Se dirigió hacia allí andando como podía, simplemente quería tirarse al suelo y arrastrarse, pero para lo que quedaba, no merecía la pena montar tal espectáculo.
Abrió la puerta con un hechizo más sencillo que casi no costó esfuerzo. Tras ella se encontraba un pasillo iluminado de manera natural a la infinidad de cristales de colores que lo adornaban por todas partes.

Nadie pensaría que existía un lugar tan bonito y pintoresco en las profundidades de un sitio hostil como Óguðleg, pero claro, aquel era el reino más vetusto de Zenithia junto con Adrestia, y por lo tanto, ocultaba muchísimos secretos, los cuales Junho conocía todos.

Anduvo por aquel pasillo que extrañamente estaba fresco hasta llegar a una sala circular, muy alta, con cientos de columnas y muchas puertas por todas las paredes, increíblemente alumbrada por las raíces que colgaban del techo. Las raíces del árbol del mundo, fuente de la vida.

Junho subió al altar que había justo debajo y se arrodilló, agachando la cabeza y cerrando los ojos.

─ Yggdrasil, árbol del mundo, escucha mi plegaria. Cuida de tus creaciones, las especies del mundo y permíteme protegerlas por ti. No dejes que la luz sucumba a la oscuridad, abre la puerta de Nadiria, déjame cruzar el umbral para salvar a Zenithia.

De las raíces surgió un haz de luz que fue directamente hacia una de las puertas con un escudo, el del reino de la oscuridad, dejando el portal abierto hacia Nadiria.

Sabía que, tanto Yohan como Seungyoun estarían allí, así que había dos opciones; matar a Seungyoun y salvar a Yohan y al mundo entero, o que Yohan muriese y sumir en la más absoluta oscuridad a Zenithia.


























alguien va a morir. 🤠

⌗ TALES OF WIND ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora