⌗ TALES OF WIND ♡̷̷%՞˖

ᛞᛟᛊᛖ

ㅤ
ㅤ
Habían pasado varios días desde la llegada de aquel curioso grupo a Ingénova.
Todo había estado tranquilo allí, incluso parecía un mal sueño lo que ocurría en el mundo aún siendo real.
Pero, aunque los habitantes de ese reino sabían de las calamidades pasadas, tampoco se preocupaban de ayudar.

Dohyon les explicó que el que nada afectase a Ingénova era quizá por el hechizo de negación mágica, que evitaba cualquier ataque externo o desastres naturales por un largo periodo de tiempo.
Por lo que aquel lugar era el sitio más seguro de Zenithia en esos momentos.

En cuanto a los chicos, Junho se había quedado en casa de Dohyon recuperándose de sus heridas, Seungwoo y Dongpyo frecuentaban el Gran Archivo del reino en busca de respuestas a lo que estaba pasando, aunque Dongpyo no sabía muy bien qué clase de información buscaba, iba sobre todo para acompañar al mayor.

Dohyon solía marcharse temprano y luego se le podía ver por ahí con sus viejos amigos.
Yohan simplemente se quedaba en casa del mago para ayudar a sus padres, que habían acogido al grupo entero allí.
Además, estando allí podía vigilar que Junho no se iba ni hacía nada raro.

Pasaron un par de días más, todo era normal, incluso se podría decir que todas las calamidades del exterior se habían terminado a causa de lo tranquilo que estaba aquel sitio.
Sin embargo, la jornada no acabó tan bien, pues se hacía tarde y Dohyon aún no había regresado de la calle.
Después de varias horas, ya de madrugada, decidieron ir a buscarlo, yendo Seungwoo, Dongpyo y Yohan.

En un despiste, Yohan se separó del grupo, quedándose solo por el laberinto de calles que parecía la ciudad de noche.
No sabía cómo, pero estaba seguro de que se había alejado más de la cuenta y no sabría volver.

Decidió continuar recto, seguramente llegaría pronto hasta alguna plaza o algo donde habría alguien, aunque fue un vagabundo, al que preguntarle.

Pasó el tiempo y nada, sentía que estaba dando vueltas, sin lograr llegar nunca a una salida. Quizá lo mejor era esperar a que se hiciese de día y poder continuar buscando cómo volver con la luz del sol, pero si tardaba mucho, los demás se preocuparían por él.

Continuó caminando y, por suerte, escuchó la voz de Dongpyo que le llamaba como buscándole. Aliviado de que ya podría salir de aquel tonto laberinto al que había entrado, corrió hacia la voz.
Cuando hubo llegado al lugar, una calle bastante venida a menos y mal iluminada, no vio al duende por allí.
Anduvo un poco más calle adentro, pero estaba vacía.
Volvió a escuchar su nombre tras de sí, haciendo que se girase para encontrarse con un chico al que no había visto nunca.
El desconocido volvió a llamarlo con la voz de Dongpyo y sonrió maquiavélicamente.

Yohan retrocedió al verlo, sin palabras.
No sabía qué hacer, quería huir, pero extrañamente estaba paralizado.
Aquella persona desconocida entonó un conjuro casi inaudible, provocando un fuerte destello en la calle, haciendo que cualquiera que mirase fijamente esa luz se quedase ciego.

Cuando el destello fue volviéndose más tenue hasta desaparecer, la calle se había quedado vacía.