⌗ TALES OF WIND ♡̷̷%՞˖

ᛏᚱᛖᛁᚾᛏᚨ ᛃ ᛞᛟᛊ

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Tras oír la calmada voz de aquel ser etéreo, Seungwoo desapareció de la dicha Torre del Tiempo, sin saber cómo.
Apareció de nuevo en la cueva, pero esta vez, algo había cambiado. Se percató de que el lugar no era tan profundo, sino que había pasado a ser una pequeña gruta de no más de diez metros cuadrados.

Dongpyo y Minhee seguían dormidos, además de que el viento continuaba fuera.
Pensó en dormirse un rato también pero, simplemente, no podía, por lo que se pasó un buen rato mirando al exterior, viendo cómo los árboles se mecían con una increíble fuerza, hasta el punto de parecer que iban a ser arrancados de un momento a otro.

De repente, vio a un sujeto pasar volando, como si el viento lo estuviese arrastrando. Decidió salir e ir a ayudarle, no podía permitir que alguien muriese a causa de aquel ciclón que se aproximaba.

Nada más salir de la cueva, fue empujado por aquel vendaval, mas consiguió mantener el equilibrio.

Logró ver a lo lejos a aquel chico que flotaba por el aire y parecía estar ¿riéndose?

Se dirigió hacia él con un poco de dificultad, hasta que estuvo lo suficientemente cerca para comprobar que estaba haciendo piruetas en el aire.

─ ¡¿Qué estás haciendo, chico?! ─preguntó, algo fuerte para que le lograse oír. Por suerte, sí lo hizo y frenó un poco para responderle, aún así seguía dando vueltas volando.

─ ¡¿Qué si el viento es diarreico?! ¡Pues la verdad, por mi parte no lo es! ¡¿Por qué lo preguntas?!

Seungwoo se quedó pensativo ante aquella respuesta. Básicamente, se había quedado en blanco, y no solía hacerlo.

─ ¡Un ciclón viene para acá, deberías ponerte a salvo!

─ ¡¿Un ciclón?! ─el ent asintió─ ¡Pues me comes to' el pichón!

Suspiró pesadamente al oír eso último, pensó que ayudar a aquel chico no iba a ser fácil, ya que parecía tomarse la situación a broma, así que decidió dar media vuelta y regresar a la cueva pero, para su sorpresa había desaparecido.

Comenzó a ponerse nervioso al recordar que Minhee y Dongpyo estaban ahí dentro, además de que el ciclón estaba a nada de llegar allí y si no se ponía a cubierto, moriría.

─ ¿Buscas una cueva, ent? ─la voz del mismo chico que volaba grácilmente, esta vez al lado suyo, le sobresaltó ─La cueva portal a la Torre del Tiempo, ¿no? Es la única que está por aquí.

─ ¿Cómo sabes...

─ Sígueme.

Seungwoo comenzó a seguir a aquel personaje, el cual ahora veía con más detalle y pudo reconocer. El famoso hechicero kumiho de Zenithia. Nunca lo había visto en persona, pero todas las habladurías que había oído sobre él parecían ser ciertas.

El joven se acercó a una roca y le dio una patada, haciendo que se destruyese, dejando ver la misma gruta que antes, con los dos chicos en su interior.

─ La entrada suele cerrarse, aunque por dentro parezca que sigue abierta. ¿Por qué crees que el viento no entra dentro? Una cueva no es el lugar más apropiado que digamos para sobrevivir a un desastre natural, pero ésta tiene sus propios mecanismos de defensa, vamos.

Ambos entraron dentro y se percataron de que los dos habitantes de la cueva se habían despertado.

─ ¿Dónde estabas, Seungwoo? ─preguntó Dongpyo, quien luego se giró hacia el kumiho, extrañado─ ¿Y quién es él?

─ Ay, un duende, pero qué gracioso ─soltó aquel hechicero yendo hacia él para comenzar a apretarle las mejillas─. ¿Cómo te llamas, bonito?

─ Dongpyo, y deja de hacer eso si no quieres que te reviente la boca.

El joven se separó de aquel duende tan agresivo y se giró hacia el otro chico que allí estaba.

─ Hey, yo te conozco ─Minhee se sorprendió al escuchar aquello, ya que él no lo conocía─. Creo. Bueno, no creo que seas tú, pero te pareces mucho a un tritón que conocía a un pirata que yo conocía.

─ ¿Yunseong?

─ Sí, creo que se llamaba así. Ah, por cierto, no he dicho cómo me llamo yo. Redoble de tambores, por favor... ¡Soy el increíble e inimitable, Keum Donghyun, único kumiho con vida de Zenithia y el mejor hechicero sobre la faz del mundo! ─comenzó a inclinarse con aires de grandeza, esperando algún aplauso, como si de una gran presentación se tratara─ ¡Vaya, qué público tan exigente! Si lo llego a saber, me hubiese quedado bailando en el ciclón.