ᛏᚱᛖᛁᚾᛏᚨ ᛃ ᛊᛁᚾᚲᛟ

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─ Bueno, ¿y qué os contáis, chavales? ¿Qué hacéis con vuestras vidas aparte de estar amargados?

El grupo miró a aquel extraño kumiho, quien sonreía tan tranquilamente, como si los acontecimientos del mundo no le afectasen o, directamente, nada estuviese ocurriendo.

─ Íbamos hacia Tveir cuando nos pilló el ciclón ─comenzó Seungwoo─. Creo que ya llevamos aquí desde ayer, pero no tiene pinta de que el viento vaya a parar pronto.

─ ¡Ah, yo os puedo llevar hasta allí! Pero sin portales, hace poco creé uno y no me apetece hacer otro. Os llevaré a mi manera.

Pidieron explicaciones sobre aquella "manera", la cual sonaba bastante sospechosa, mas el deseo de salir de esa cueva y llegar a otro sitio era mucho más grande que eso.
Así que, directamente, aceptaron.

¿Quién les iba a decir que acabarían volando por el medio de varios tornados capaces de arrancar árboles, pero ellos, sin sufrir rasguño alguno?

De esa forma, tras un buen rato volando sin ton ni son, consiguieron alcanzaron aquel reino protegido por una barrera mágica para evitar las inclemencias meteorológicas.

Todos pudieron detenerse a tiempo antes de estamparse contra aquel mural protector, excepto Minhee, que ni siquiera sabía cómo había acabado allí.

─ ¡Ahí va! ─gritó Donghyun desde abajo. Lo bajó de allí con un hechizo, el cual hizo mal aposta para que se diera de cara contra el suelo─ No hace falta que me lo agradezcas.

Una vez pasado todo eso, cruzaron la barrera, ya que estaba abierta para todos los seres vivos, y caminaron por aquel reino de los duendes.

─ ¿Y se supone que aquí viven los de mi especie? ─exclamó Dongpyo, admirando el lugar. Aquel sitio se basaba en caminos empedrados, con casas alrededor, hechas con madera, adobe y piedra, todas con un característico tejado puntiagudo, cada uno de un color distinto a los demás, contrastando con el verde de la vegetación y el marrón oscuro de la madera de los árboles.

─ ¿Qué pasa? ─le preguntó Seungwoo, extrañado, puesto que el lugar era muy agradable─, ¿no te gusta el sitio?

─ No es eso... Solo me siento raro, ¡ya no soy el más bajito!

─ Para ser un duende... ─comenzó Donghyun, mientras caminaba por delante de los tres─ eres bastante alto, no sé de qué hablas.

─ Para ser un kumiho... ─contraatacó el duende─ eres bastante bocazas, así que ¿por qué no te callas?

Y, aunque no había sido algo ofensivo, Dongpyo se lo tomó de esa manera. Aquel extravagante hechicero lo miró con cara de lástima, para después hacer una reverencia y desaparecer de allí por arte de magia.

─ Dongpyo, te has pasado ─pero no escuchó ni lo que Seungwoo decía ni nada. Simplemente, caminaba con una expresión bastante molesta. El más mayor de los tres se separó un poco de ellos para tomar otro camino distinto por aquel extenso lugar─. Iré a hablar con el líder de este sitio para... Bueno, no importa. Tened cuidado, por favor.

Minhee asintió con una enorme sonrisa, al contrario que Dongpyo, el cual directamente no contestó, dando media vuelta para alejarse de allí.
El rubio, al ver que se iba a quedar solo, empezó a seguir al duende durante un rato, hasta que este se giró y le encaró.

─ ¡¿Se puede saber por qué me estás siguiendo?, ¿acaso no tienes nada mejor que hacer?!

─Es que... No sé a dónde ir y... Aún me cuesta andar todavía, por eso no quiero quedarme solo.

─ Fue tu elección convertirte en humano, así que no es mi culpa que no sepas andar. Y tampoco sé a dónde ir, si me sigues, estarías en las mismas. Así que, ¿por qué no te vas por otro camino y dejas de incordiar?

Sin más, Dongpyo dio media vuelta y comenzó a andar, dejando a Minhee solo, plantado en medio de la calle.
Decidió caminar también, intentando no separarse de las casas, por si perdía el equilibrio, tener algo a lo que sostenerse.

Mientras paseaba, escuchó un enorme estruendo venir de una de aquellas edificaciones, así que, ya que no tenía nada mejor que hacer, pensó en ir a ver qué había ocurrido y si podía ayudar en algo.

Abrió con cuidado la puerta, fijándose en que era algo pequeña para él, así que tuvo que agacharse para poder entrar.
Se percató que aquel lugar era una especie de fonda donde se iba a beber, más que otra cosa.
Por eso mismo, un grupo de duendes ebrios discutían por algo que le pareció bastante estúpido, mientras un gólem intentaba separarlos. Lo que más le extrañó fue ver a aquel trozo de piedras juntas en un local de duendes.

─ ¡El zumo de naranja es mejor que el de piña!

─ ¡Mentira, el de naranja es una mierda!

─ ¿Qué es una naranja? ─preguntó Minhee, interrumpiendo la pelea. Tanto los duendes como el gólem le miraron extrañados, mientras él esbozaba una sonrisa, algo confuso para ellos.

─ ¡¿Cómo no puedes saber qué es una naranja, larguirucho?! ─gritó uno de los duendes, dejando a un lado la discusión.

─ ¡Eso mismo, ¿cómo no puedes saber qué es una naranja?! ─chilló el otro.

─ ¡Vaya! Ya que estáis de acuerdo en esto, podéis dejar de pelear.

Minhee se alejó de allí tras decir eso, dejando solos a aquellos, ya que parecía que se habían olvidado de la discusión.

Se sentó en una mesa bastante alejada y escondida y, al cabo de un rato, aquel mismo gólem fue hasta allí para sentarse con él.

─ ¿Puedo preguntarte algo?

⌗ TALES OF WIND ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora