Barrio de Cocharcas, mediados de Diciembre de 1775
- Como den aviso a mi padre de que no me encuentro en mi habitación, no habrá suelo firme para correr...
- Ni que fuera a perder su honra, Marquesita.
Julia respondió a Natalia y sonrió jocosamente, recibió una negativa por parte de la morena y se juntaron con Marta, quien las esperaba calles más abajo.
No había un horario en especial de llegada a dicha celebración pero el cierre de las portadas de las murallas era a las 10 de la noche y no abrirían hasta pasadas las 5 de la mañana del siguiente día.
Pero esta información no la conocía la muchacha de noble alcurnia.
Pasaron la portada de Cocharcas con el reloj en contra y agitadas por el esfuerzo. Natalia había tenido que burlar a su madre, luego a su padre y finalmente a su hermana, quien fue el más feroz reto.
Lo primero que saltó a la vista de las muchachas fue los famosos callejones donde la gente del servicio contaba que vivían dentro alrededor de 200 familias. Estas eran las realidades de las cuales Natalia, podía haber escuchado, pero nunca había sido testigo ocular.
Gente de todas las castas, en su mayoría mulatos, zambos y negros, pasaban por su lado sin sorprenderse. Era un lugar en el que era una más.
- Lo que pase aquí, vuestras mercedes, se queda aquí. La gente no os echará por su color de piel o su forma de comportarse, aquí somos iguales ante los ojos de todos y de Dios.- informó África, la criada de Natalia y compañera de aventuras de Marta.
- No queremos causar molestias ante los suyos. Volveremos y os dejaremos disfrutar tranquilas.- afirmó Natalia mientras veía a Julia, girose lentamente y alzó la cabeza hacia la portada... Grande fue su sorpresa cuando se topó de frente con que las puertas estaban cerradas de par en par. No podía regresar.
- Tiene un pequeño problema, Marquesita. Las puertas no abrirán hasta el alba.- Julia rió y no poco, fuertemente. Un par de sonrisas vislumbraron en la cara de las otras dos que permanecían calladas.
- ¡Bellaca insolente! Lo sabía y nunca me lo dijo.
- ¡10 años... no sabré yo que algo como esto ocurriría! ¡Tenía claro que se arrepentiría a la primera!
- Pero...
- ¡Marta, África... habei' venido ya!.- el muchacho moreno que se había acercado a saludarlas esta tarde se acercaba decidido bajo la luz de un farol.
- ¡Famou', he traío compañía!.- exclamó Marta quien no dudó en darle un fuerte abrazo.
Abrazo que no fue bien recibido por las dos mujeres nuevas en este barrio quienes habían sido criadas bajo la norma de la nula cercanía con otros, en especial, con varones. Mayor fue su asombro cuando África también abrazó al susodicho y este la elevó del piso, terminando aquella demostración de "afecto" con un beso en la sien.
Pasó por la cabeza de Natalia que era una costumbre en esta zona saludar así y distaba exageradamente de lo que acontecía en la ciudad. No saludaría de esa manera a nadie.
- Vuestras mercedes, os presento a Famous... un viejo y leal amigo.- sonrió una vez más Marta. ¿No le duele la cara de tanto sonreír a esta mujer? se preguntó Natalia
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olvídate de mí
Historical Fiction1775. En el primer navío de la mañana que zarpó de Cádiz para el Callao vínose Alba Martínez del Monte Reche, hija primera del Conde de Elche, escapando de su infortunio y la necedad de su progenitor.