Parte 34: Portada de Barbones II

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Fuera de las murallas de la ciudad, inicios de abril de 1776 

La tierra encharcada por la garúa nocturna, marcaba las huellas de las herraduras de los caballos. No tardamos en llegar a la Portada de Barbones y tras un par de monedas, el guardia cantó lo dicho por uno de los hombres de Marilia.

Joan había cruzado las murallas como un cobarde, ayudado por los hombres de Don Mikel.

—Iba acompañado de una cuadrilla de cinco integrantes, todos con capas negras y dagas colgando de sus cinturones.—profirió de manera llamativa el guardia.

—¡Arre!—gritó Marilia que con destreza jamás vista por mis ojos, cogiose bien de las riendas y el caballo empezó el camino.

Cabalgamos con rapidez entre los campos de olivos, intentando aligerar la distancia que nos separaba del fugitivo. Era la primera vez que salía tan lejos de aquellas murallas y desde mi posición podía notar las manchas ocres que teñían las zonas aledañas al galpón.

—Esta montura siempre me parecerá incómoda.—expresó Marilia tras el movimiento sinuoso del animal.

—¿No está acostumbrada?—pregunté de forma preocupada.

La comitiva de seis integrantes que iba tras nosotras, soltó un mar de carcajadas que hizo mis mejillas ruborizarse, incluso el mismo Famous soltó gala de una gran sonrisa.

—Sumercé debe entender que las costumbres de los invasores son distintas a las nuestras.—contó la castaña sin dejar de observar el camino.— Antes de la llegada española, era inexistente la rueda y no haciase uso del caballo. Me parece, es más, que jamás habiase visto alguno aquí.

—Pero... ¿Cómo tranportabanse?

—Los nobles solían dar uso de los lomos de las llamas, pero son animales muy lentos, utilizados sobre todo para carga. Los demás, poseían esto.—la castaña cogiose las piernas con fuerza y riose.

—Le haría bien conocer a un chasqui, Doña. Era los mensajeros de nuestras tierras.—gritó uno.—Ellos podían recorrer cuatrocientas quince leguas en cinco días, a base de sus fuertes piernas.

—Yo caería muerto sin aire a la primera legua.—rieron todos. 


Famous parose el trote de su caballo con lentitud y alzó una mano con el puño cerrado, a modo de señal. El silencio alcanzó nuestras bocas y aminoramos el paso, encontrando un grupo de siluetas bebiendo de un riachuelo cercano al camino.

—El guardia tenía razón, sumercé.—acercóse un muchacho a nuestro lado—. Son seis en total.

—Somos nueve.—susurró Marilia.

—Vosotros seis iréis directos a atacar.—informé sin quitar la vista de ellos.—Nosotros entraremos en formación triangular y de sorpresa.

—¿Teme que Joan intente escapar si la ve de primeras?

—Tenéis alma de guerreros.—exclamé tras un suspiro incómodo, debido a mi falta experiencia y formación en este tipo de artes—. Yo, quizás no sea de ayuda en el cuerpo a cuerpo.

—Sumercé es hábil de mente.—respondió la castaña—. Mi plan hubiese sido separarnos en dos grupos de cuatro y atacar por dos flancos, el sobrante encargariase de atrapar al cobarde.

—Vamo' a ve' Doñitas, pa' habile' la' do' mismita'.—Famous interrumpió nuestra conversación de manera sonriente—. Pero si no no' apuramo' se no' escapaban.

—Alba, hagamos su plan. Es mejor que Joan no nos vea las caras hasta que los demás lo tengan reducido o huirá.—acepté.—Iremos por dentro del bosque para pasar desapercibidos.

olvídate de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora