Parte 47: Final (Parte I)

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Sobre su caballo, Natalia daba vueltas, en un ir y venir que empezaba a desesperar a sus compañeros. Emitía sonidos provenientes del balbuceo de sus labios y la mirada la tenía fija sobre el camino.

—¿Estais seguros que salió?—volvió a preguntar por cuarta vez.

—Sí, Natalia.—contestó Julia, que habiase aposentado cercana a la sombra de un árbol.—Miguel y yo vímosle subir a la calesa en compañía de sus padres.

—¿Por qué tarda tanto?—soboneo sus manos por todo su rostro de forma desesperada.

—Aún debían recoger a Carlos, no te agobies en vano.—apresuró Miguel en responder.

—¿Existe otro camino?—preguntó la morena a Marilia, que habiase situado a su lado para intentar sosegarle.—Quizá podríamos dar una vuelta a las murallas.

—Doña Natalia, yo mismito la he dado para corrobora'—respondió Famous, sentado al lado de Julia.—... y dos veces.—bajó el tono de voz así como la vista.

—Pero de eso ya ha pasado un buen tiempo.—respondió preocupada, formándose un puchero acongojado.—Empiezo a ponerme nerviosa.

—No lo habíamos notado.—intentó bromear Julia, pero una mirada de parte de Natalia, llena de temores paró sus acciones.

—Las ansias por verle están nublando la razón a sumercé.—interrumpió Marilia, dejando una leve sonrisa que pensaba aliviaría a la pobre morena.— En menos de lo que piensa se encontrarán camino a la hacienda que tiene dispuesta.

La futura marquesa suspiró, notando en la vista de la mujer la completa serenidad. 

Colocada junto a ella, su respiración no destilaba más que convencimiento en que todo saldría a bien.

Y quería creerlo o tendría que recurrir al plan b.

Alzó el mentón, exhalando desde sus adentros todas las dudas, cogiendo fuerza para enfrentar lo que vendría. Acarició el cuello de su caballo con cuidado, recordando las palabras de su madre.


"—Conozco lo suficiente a Rafaela para saber que está en una encrucijada.—afirmó el agarre en las manos morenas de su hija.—Los sentimientos de Alba por ti, y viceversa, no son fáciles de digerir en estos tiempos, pero sé que sopesa más la alegría de su hija que el revoloteo del qué dirán.

—Quisiera saber su opinión.—afirmó con inquietud.—Ha sido complicado poder sentarme ante vuestra merced y revelar lo que siento, no por falta de confianza sino por causarle una preocupación más a las que ya vive.

Siempre has sido muy valiente, Natalia.—la miró con ternura.—No sabes como agradezco a la vida de tenerte como hija, jamás algo tuyo sería negativo para mí.

Madre...—los ojos se le aguaron, sintiendo hincones en la garganta y una ligera congestión nasal.—Me place esas palabras y aún más en estos momentos.

Hemos pasado muchas cosas como familia. Admiro tu sacrificio, tu lealtad, la forma de afrontar cada obstáculo, tu decisión de convertirte en nuestro escudo cuando no te correspondía y el amor que profesas por tus hermanos .—suspiró, para continuar con sus palabras, pero su hija fue más veloz.

Por ellos y por vuestra merced daría siempre mi vida.—limpió una lágrima que surcaba su mejilla.—Y, bueno... claro está que también por Alba.—sonrojó al terminar de vocalizar aquel nombre.

Mi pequeña, sé que te ha sido complicado aceptar tu verdad.—afianzó su agarre.—Debo darte una disculpa por no haberte apoyado en esos momentos, me culpo por no haberme fijado en la tristeza de tus ojos por ese entonces, aquejada por las inquietudes.

olvídate de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora