Don Nicolás Derecho, Barón de Llobregat por sucesión, hermano mayor de Don Carlos Derecho. Hijos del quien en vida fuere el General Carlos Derecho y Cruz, mejor amigo y compañero de batallas de Don Miguel Ángel Martínez, Conde de Elche.
De 35 otoños, barba descuidada, facciones aniñadas y de cuerpo robusto a comparación de su hermano menor. Sin oficio conocido más que ser la sombra de un padre generoso y leal, de carácter colérico con gustos fuera de regla, excéntrico y derrochador.
Ocurriose posar los ojos en la hija mayor del Conde y no dudó en aliarse al guardia principal de Miguel Ángel para meterse entre los ojos de este como mejor candidato para desposar a una Alba de por ese entonces 18 tempranos años.
Dando cuenta de sus intenciones a su padre y bajo la venia de este, quien gustoso por la futura unión y el alivio de que su vástago sentara cabeza, accedió a conversar con su amigo de toda la vida.
Una mañana de diciembre de 1774, anunciabase el compromiso con una enorme sonrisa por parte de Nicolás y un arrullo de miedos e inseguridades por parte de Alba. Poco importaba para Miguel Ángel si su pequeña sentiase cómoda con aquel hombre, primó su amistad y las ansias por tener nietos herederos. Craso error apoyado por su esposa, Rafaela, quien bajo la influencia de las damas cortesanas embelesadas por la galantería del hombre lo tenía sobre un altar.
§
—¡Alba! ¡Cómo no abra esta maldita puerta la echaré abajo! —gritó Maria enfurecida por enésima vez. Oculté mi cabeza debajo de la almohada negando a pesar de que no podía verme.
El amanecer haciase presente a través de las rendijas de las ventanas y mi única idea era esperar al mediodía que llegaran los caballos para huir.
No podía seguir en esta ciudad.
—Está bien. —habló más tranquila, oí un sonido seco sobre la puerta y temí que cumpliera su palabra de echarla abajo. —Espero escuche...
Aparté un poco la almohada, girando mi cuerpo para ver hacia la dirección de donde provenía su voz.
—Antes de su llegada a estas tierras, pasaba los días en la Plaza de Armas cuchicheando los últimos acontecimientos de la ciudad. Todos los días igual, desde la muerte de mi marido. —soltó una carcajada seca, casi sabía a sarcasmo. —Enterándome de los trapitos sucios de todos los nobles, fingiendo ser entendida en temas que poco me importaban y teniendo amoríos con cuanta persona me atraía.
Liberé de mi rostro las lágrimas casi secas y opté por sentarme sobre mi enorme cama.
—Llegose un día a mi, la noticia que Doña Noelia, quien poseía un negocio de botones, sombreros y sedas en el Portal de Botoneros, casaría a su hija de 13 años con uno de los primos de mi difunto esposo. Hombre maduro que ya peinaba canas, la madre orgullosa había vendido como vil mercancía a su niña, solo por obtener unos cuantos reales en su bolsillo y un apellido que para ella era importante.—acerqué mi cuerpo a la puerta con cuidado, prestando aún mucha más atención a su relato—. Desperté la mañana siguiente con un propósito.
Se oyó un golpe seco sobre el suelo.
—¿María?—pregunté extrañada, examinando el contorno de la puerta.
—La noche que anunciaron su compromiso, pude acercarme a la criatura y preguntarle si verdaderamente amaba al hombre, ¡Cosa inexacta! ¿Qué cría podría amar a un hombre de casi medio siglo?.—siguió narrando embravecida.— ¿Sabe lo que respondió?... Sus ojos llenaronse de lágrimas y negó con fuerza. Mi alma rompiose al verla.
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olvídate de mí
Historical Fiction1775. En el primer navío de la mañana que zarpó de Cádiz para el Callao vínose Alba Martínez del Monte Reche, hija primera del Conde de Elche, escapando de su infortunio y la necedad de su progenitor.