Capítulo 1

5K 382 31
                                    

Una vida muy dura

En un suburbio americano un hombre cansado de trabajar todo el día regresaba a casa al lado de su joven esposa y su pequeña hija de un año.

Su vida había sido bendecida con una inteligencia muy dotada y ni hablar de la apariencia física, sumando todo el dinero que su familia; pero lamentablemente el alcohol fue la sombra que empañó todo a su paso. Se trataba del padre de la pequeña Vania.

—Susan, ¿Dondé está la niña?— preguntó Noah Levi regresando del trabajo. Se sentía ansioso por volver a beber, la abstinencia del día lo tenían al limite— .Está jugando con mi hermano en el jardín.

Él se dirige a buscarla con aquella sensación extraña en el pecho. No le gustaba para nada que su cuñado pasará mucho tiempo con su hija, pues él también era un alcohólico.

Llega al jardín y ellos no se encuentran, la impaciencia llega junto a la angustia, entonces comienza a llamar a su mujer.

—¡Susan! ven ya mismo y dime de una vez ¿dónde está tu hermano y la niña?— El comentario le llega como balde de agua helada a la chica, la última vez que los vio fue ahí, pero la novela estaba tan emocionante que la hizo olvidarse por completo de la niña.

Ahora sí estaba preocupada, porque ella sabía que su hermano era muy problemático, pero él era el único que podía distraer a su hija para que la dejara descansar un poco.

Juntos comenzaron a buscarlos en el pequeño suburbio donde vivían al sur de California cerca de Los Ángeles; Pero nadie sabía nada y tampoco los habían visto y al pasar las horas decidieron llamar a la policia.

Llegada la noche Susan se sentía terriblemente preocupada y culpable por haber descuidado a su hija de tan solo un año. La vida era muy injusta con ella; ¿Por qué tener tantas cargas siendo tan joven? ¿Quién quería esa vida de mierda? Un esposo alcohólico, igual que su padre el cual terminó matando de pena a su madre cuando está apenas tenía treinta y dos años.

Todavía recordaba como la encontraron en la entrada de la casa en la que ella y sus cinco hermanos se habían criado.

Estaba hecha un ovillo y yacía muerta en el suelo a causa de un derrame cerebral, resultado de los golpes y las preocupaciones acumuladas de todos los días.

La vida tan corta de su mamá fue aún más miserable que la suya; ella y sus hermanos que andaban entre los seis y quince años ahora eran huérfanos de madre. Susan apenas tenía ocho años y de ahí su vida fue de vender pan en las calles para sobrevivir.

Y fue entonces que sus hermanos decidieron cada quien seguir por su lado, mientras su padre se dedicaba a la bebida.
Cuando él ya no pudo con ellos los inscribió a un internado del cual ella se escapó cuando ya era una preciosa adolescente de 16 años y luego en las calles fue que conoció al guapísimo Noah.

Ella se sintió atraída en el momento, pues aparte de guapo era muy inteligente. Solo había un pequeño detalle. Él tenía 32 años y como no se le notaban pues que más daba.

Su padre consintió la relación y siendo solo una adolescente y con tres meses de conocerse ellos se casaron, quedando embarazada en la noche de bodas mientras ambos concibieron a la pequeña Vania bajo los efectos del alcohol.

Juntos se la pasaban bebiendo y el hermano de ella también bebía mucho. Justo ahora él tenía a su hija y quién sabe en que lugar desde hace siete horas.

—¡Los encontramos!— les notificó el oficial de policía a través de una llamada telefónica —. Están en un bar del centro, pueden acompañarnos, también quiero que sepa que su hermano está detenido.

¡No, ni Dios quiera! Pensó Susan. Su hermano no podía quedar en prisión. Ya encontraría la forma de convencer a Noah de que retire los cargos, se sentía culpable por todo y no quería sumarle el hecho que su hermano tuviera que ser detenido.

Cuando llegaron al bar Noah y Susan no podían creer lo que sus ojos veían. Su hermano tenía la cabeza recostada en la mesa y estaba profundamente dormido de borracho; mientras su bebé estaba sentada en medio de la mesa rodeada de botellas de cerveza. La pequeña ajena a todo se encontraba jugando tranquilamente con ellas; tenía la boca y la carita manchadas de chocolate, seguro su hermano se lo había comprado por ahí.

Cuando la tomo en sus brazos la pequeña Vania sonrió a su madre y no se veía asustada ni herida, salvo un pañal sucio y algo despeinada no había mayor cosa que lamentar.

Susan agradeció que todo había salido bien y que podían regresar a casa con su hija y su hermano.

Y así pasaron los primeros meses de vida de Vania, rodeada de borrachos y constantes peleas en su casa, ya hasta se le hacían normales.

Luego llegó a su vida su pequeño hermano. Esté vino como caído del cielo 11 meses después.

Tres años más tarde del incidente en el bar, su madre decidió dejar a su padre y divorciarse.
Vania y su hermanito no volvieron a ver a Noah durante muchos años. Y este a causa de su alcoholismo tampoco hizo mucho esfuerzo por buscarlos, dejándole a Susan todo la responsabilidad y el cargo de los niños.

Susan no se rindió. Estudió mercadeo y trabajaba de secretaria en un restaurante a tiempo completo, era una luchadora; Pero para ello debía dejar a los niños con diferentes empleadas que no soportaban sus travesuras ni el carácter de Susan.

Las empleadas se aprovechaban del largo tiempo que los niños pasaban con ellas y no perdían oportunidad de castigarlos y hasta pegarles.

Vania se sentía muy sola y extrañaba a su papá y a su mamá, aunque está al llegar del trabajo no les dedicaba mucho tiempo, solo se limitaba a encerrarse a ver sus novelas y luego el fin de semana se iba de fiestas con sus amigos. Ella era una mujer joven de 21 años y tenía derecho de hacer de nuevo su vida.

«Mamá busca el amor». pensó Vania y de corazón deseaba que su mamita encontrará un nuevo papi para ella.
Lo que Vania y su hermano no sabían era que la lista de papis iba a ser muy larga por el resto de sus vidas.

🫶🏻

Ruptura del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora