Capítulo 31

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Asqueroso y sucio

—¿Vas a contestar?

La voz de mi amigo me saca de mi trance. No sé si escuche mal, pero él dijo que era mi papá...

—¿Vania, estás bien?—pregunta Pohl.

La verdad es que no, apenas podía sostenerme en pie. Seguramente Frank se había equivocado ó seguro era alguien haciéndo una broma. ¿Cómo es que mi padre había conseguido el número de teléfono?

—¿Qué te dijo Frank?

—Buen día habla Noah Levi el padre de Vania, ¿Se encuentra ella en casa? Apúrate mujer que el pobre señor aún está en la linea.

Reaccionó al momento y salgo corriendo hacia la sala, con Pohl detrás de mí.

Llego al teléfono y las manos me comienzan a temblar, siento el cuerpo frío, no tengo valor para contestar.

—Cariño, no tienes que hacerlo si no quieres —Me dice Aiden acariciando mi espalda.

Mi mirada oscila entre los dos chicos que tengo enfrente. Agarro el teléfono y lentamente lo acercó a mi oído.

—Hola.

"Silencio"

—Habla Vania.

—Vania... Hola. ¿Cómo estas?

—No lo se, supongo que bien ¿Y usted?

—Bien, supongo. Qué alegría escucharte al fin, es raro oír tu voz de adulta. Yo te recuerdo con una dulce voz de bebe, con tu imagen tan tierna, tu cabello una maraña castaña casi roja y revuelta. Nunca parabas de balbucear y repetir las pocas palabras que sabias.

Sonrío por su comentario, la verdad es que fui una bebe muy simpática y habladora. Bueno, aún soy bastante habladora, periodismo es la carrera que se ajusta a mi medida.

—No pude hablar con tu hermano, en realidad no quiso hablar conmigo. Tu madre me dio el número de teléfono de ambos. Pensé que tú tampoco querrías hablar...

—Bueno, estamos, hablando al fin. ¿Y que me cuenta, se casó? ¿Tengo hermanos?

—No, nunca deje de querer a tu mamá, jamás me volví a casar ni a tener hijos.

Siento la pregunta del millón atascada en la punta de la lengua.

—¿Porqué me busca hasta ahora?

—Yo... Es complicado por teléfono.

—Entonces reunámonos, ¿Dónde está?

—En San Francisco. Podría llegar la otra semana.

—Por mi esta bien, tengo curiosidad y muchas preguntas que hacer.

—Bien. Tu madre me dio la dirección. También me contó que se va a casar en dos meses.

—¿Eso dijo?

—Si.

Increíble, esta vez ni yo lo sabia, pero como ella dice, es su vida y nosotros no podemos meternos. Además mi hermano y yo somos adultos y cada quien está haciendo su vida.

Ruptura del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora