Capítulo 4

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¿Me hablas a mí?

—¿A dónde vas hermanita?

—A la fiesta de Jane en la playa, ¿Tu no vas?

—No, tengo que ir a ver a Beca.

¡Ash! como me choca la fulana con la que ahora sale mi hermano. Es una alzada y se cree la gran cosa. Es tan pesada que viene a mi casa y ni siquiera me saluda. Ya verá quién soy y saldrá corriendo como las otras zorras que se quieren pasarse de vivas con mi hermanito.

Me termino de arreglar con mi estilo tan sencillo de siempre y eso incluye poco maquillaje. Me pongo mi Splash de vainilla y me da escalofríos cuando recuerdo cómo se puso de intensa mi madre por tomar uno de sus perfumes. Hoy seguro que anda en algún lugar cenando con su nuevo novio. Eso significa que podré llegar a casa a la hora que quiera.

Estoy a punto de salir cuando el teléfono de la casa suena.

—¿Diga?

—¿Ya vienes por mí?— me dice Frank desde el otro lado de la línea.

—Si, espérame afuera que en 10 minutos llego, no se te olvide ponerte desodorante.

—Y a ti rasparte los talones— Me dice.

—Ja, ja, ja. Ya quisieras que yo pasara mis bellos piecitos por tu cara. Deja de joder y espérame afuera que en serio voy para allá.

Cuelgo, agarro las llaves y el teléfono vuelve a sonar. Este Frank no se quiere quedar picado y quiere tener la última palabra.

—¿Qué?

—¿Se encuentra Joan?

¡Ash. La loca!

—¿De parte de quién?

—Beca.

¿Cuál de todas?

Escucho como me grita y me dice que soy una estupida desde el otro lado del teléfono y yo me limito a decirle que igualmente y le cuelgo.

Salgo sonriendo por que se que le acabo de amargar la noche y espero que mi hermano la corte pronto. Tiene más novias que bóxers limpios, así que una menos da igual.

Pasó por Frank y al subirse a mi carro me pregunta como siguió mi tobillo. Le digo que no se preocupe que no es nada, pero el pobre me mira preocupado.
Varias veces me he dormido llorando en sus brazos luego que mi Mamá me ha golpeado o me ha dicho cosas hirientes como: "Maldito el día en que naciste"
Me grita hasta cuando no encuentro algo tan simple como un par de zapatos para ella o porque no le gusta como cocino.

—¿Te he dicho que eres la mejor amiga que pude pedirle a Dios y que te quiero mucho Vania?—

—Todos los días Frank. Y tú eres una bendición en mi vida; Pero ya cállate que parecemos viejas a punto de chillar.

Nos reímos y nos ponemos a cantar en vos alta y parecen más alaridos que notas musicales.

Llegamos a la fiesta que es a la orilla de la playa y todos están jugando, bailando, bebiendo cerveza o chupitos.

Ruptura del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora