Capítulo 10

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Lágrimas silenciosas

Luego de que Mark se fue, Pohl no volvió hablarme en toda la noche, solo se limitaba a contestarme con monosílabos. Cuando llegó la hora de tomar mi medicina trate de ponerme en pie para alcanzarla, pero el inmediatamente lo hizo por mí. No me dijo ni una palabra, luego me dio la espalda y volvió a dormir.

Cuando desperté por la mañana él ya no estaba a mi lado. En su lugar había una nota. Era un poema...

Suspiré luego de leerlo y ahora siento que mi corazón está triste, quiero la compañía de ambos pero solo puedo tener uno a la vez. Sin omitir que Pohl me mira como una hermanita menor y en cambio Mark ya dejó sus intenciones muy claras hacia mi.

Marina me ayuda nuevamente con mi aseo y me pregunta que quiero de comer. Mi hermano me dice que tiene una sorpresa para mí y me pide cerrar los ojos.

Cuando los abro, Frank está frente a mi, tiene puesta una mascarilla, 😷 parece chino. Grito de emoción y lo abrazo como puedo.

—¡¡Gatitoooo!!

—Vania, cuantas veces te he dicho que no me llames así, me restas hombría y respeto. Ya soy un hombre, ya es hora de que lo cambies, no se... ¿A tigre tal vez?

—Hay Gatín como te he extrañado —ignoró su comentario como siempre, para mí siempre será mi niño, mi amigo.

—Dios Vania, ¿Qué te pasó? A mi me cuentas la verdad, no la que tiene filtro para tu hermano.

Agarro aire en mis pulmones y me dispongo hacerle un resumen detallado de todo lo que ha pasado en el último día.

—Frank, ellos se pelearon en la escuela, porque ya tenían sus roces en el pasado y yo no sabía que Mark detesta a Pohl, porque resulta que él salió con su hermana y Pohl no sabía que tenía 15 y Mark le
Bajo los dientes y Pohl le partió la nariz a Mark y yo intervine y me gané un puñetazo y tropecé y me caí y ahora tengo un esguince y luego discutieron quien me iba a cuidar y dormí con Pohl, y luego vino Mark en medio de la noche y nos vio juntos en la cama a punto de besarnos y Mark se fue, enojado conmigo y luego Pohl también se enojo y ya no me beso y ahora en la mañana no estaba en mi cama y solo me dejo un poema y estoy hecha un desastre, y... y... ¡¡Ayúdame!!

Frank me mira como si me hubieran salido antenas en la cabeza, luego toca mi frente comprobando si tengo fiebre y le apartó la mano de un golpe.

—¡Estoy bien! Solo ayúdame a resolver mi vida amorosa, que me quedo sin el plato y sin la sopa.

Lloriqueo en su hombro y él se dedica acariciar mi mano.

—Amiga, yo solo sé que desde que Pohl ha venido a tu vida, solo son problemas y más problemas. Tú ya tienes una carga terrible en tus hombros. Con tu madre es suficiente. Él no es para ti pequeña, mereces algo mejor. ¡Corrección! Al
mejor. ¡Mirate! Eres bella, graciosa, bondadosa y cálida. No inventes Vania, sacúdete a ese chico que grita problemas de la "A" a la "Z" hazme caso.

Suspiro decepcionada porque se que tiene razón. Pohl es todo lo malo que tu abuelita te aconseja que evites en el camino. Cuando lo ves tu mente te grita: ¡Correeeee perraaa!

Pero no. Ahí estás de burra, no importa lo gris que pinte el panorama tu quieres el dulce, aunque esté tenga veneno.

—Ya cambia esa cara, no vine a verte llorar por ese engendró del mal. Acá me tienes con todo y mascarilla para que podamos ponernos al día con las tareas. Si en caso me siento mareado o me desmayo le hablas a mi madre para que pase y recoja esté cuerpo decadente.

Ruptura del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora