Capítulo 36

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Inolvidable

Seis de la tarde en la terraza de mi apartamento, Aiden y yo estamos sentados en el suelo.

Yo a horcajadas sobre él mientras su mirada está puesta en los edificios de enfrente. Pohl acaricia mi espalda por debajo de mi blusa de botones, la cual se encuentra completamente abierta.

Yo estoy perdida aspirando el delicioso olor de la piel de su cuello. De vez en cuando le doy un suave beso y me aprieto más fuerte contra él, estamos escuchando la canción, "kiss me del grupo Sixpence None The Richer."

En este momento no existe nadie ni nada, solo somos él y yo, nuestros latidos parecen estar sincronizados, porque él es tan mío y yo solamente suya y así será hasta el día que yo deje de respirar. No sé cómo explicarlo, solo siento que es así, lo supe desde el día en que lo vi por primera vez. No importa cuantas cosas, personas y tiempo pase en nuestras vidas. Aiden y yo nos perteneceremos para siempre.

Besa mi cabeza y luego su mano baja hasta llegar al final de mi espalda y esta se cuela adentro de mi short jeans, que de paso se encuentra desabrochado , su mano llega hasta mi trasero y luego con la otra me levanta la barbilla para que lo vea.

—Te amo Vania.

Luego me besa suave y lentamente, nuestras lenguas se enredan y se funden como si fuéramos hielo y fuego, los besos de mi amor saben a vida, me llevan lejos de este mundo, siento que quiero llorar y explotar de felicidad al mismo tiempo, quisiera tatuar sus besos en mi piel y que estos sean eternos.

—Nunca me dejes Aiden... Solo de pensarlo siento que jamás te podré olvidar y estaré incompleta para toda la vida —Mis ojos se llenan de lagrimas al momento de decirlo y él se pone intranquilo.

—¡Ey! ¿Qué pasa amor? No digas tonterías, un año pasa pronto, y cuando menos sientas serás Vania De Pohl.

Él seca las únicas dos lagrimas que han logrado escapar de mis ojos.

—Ya no llores fea.

—Es que en serio... Vania de Pohl suena horrible.

—¿A si no? Con que te burlas de mi apellido, ven acá niña traviesa y llorona.

Pohl comienza hacerme cosquillas y yo me retuerzo entre sus brazos, a tal punto que dejo mi pecho expuesto y él me pellizca y luego me besa los senos.

—Eres un tramposo, estoy medió vestida y tu no.

—Si quieres me puedes quitar todo. La vecina de enfrente se ve que está muy entretenida mirándonos desde hace un rato.

Volteo a ver y en efecto una anciana de gesto muy dulce y al mismo tiempo alegre nos saluda emocionada.

Pohl y yo la saludamos al mismo tiempo y luego ambos nos miramos y estallamos en carcajadas.

La música sigue sonando mientras él y yo volvemos a la posición anterior. Yo con mis piernas alrededor de su cintura mientras lo beso y él sentado en el suelo acariciando mi espalda, pelo y trasero, y así seguimos hasta que anochece y sentimos hambre, solo que esta vez es de comida.

Es sábado por la noche y tenemos el apartamento para nosotros solos, así que decidimos comer en la sala mientras miramos películas.

Ruptura del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora