Capítulo 37

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Pero yo me amo más...

Una semana ha pasado desde que vi por última vez a Pohl, me llama solo en la noche antes de dormir; Dice que su padre lo está volviendo loco con sus estrictas disposiciones y trabajo, yo trato de ser sumamente comprensiva, pero siento que hay algo que me esta ocultado, como cuando sientes que la persona que tú conoces tiene algo diferente...raro y que por más que preguntas la respuesta es la misma: "Nada."

Me sumerjo en mis estudios, trabajo como loca e incluso ayer no vine a dormir hasta la madrugada filmando un comercial.

Mis amigas no preguntan nada y se los agradezco porque respuestas no tengo. Frank solo me mira y me mira, pero tampoco dice nada.

Pase el viernes escuchando música y estudiando, mis amigas me insistieron en que las acompañara a salir y así poder distraerme, pero ando en modo masoquista; Solo quiero que Aiden aparezca por esa puerta y que me diga que su padre se ha marchado y que todo volverá a la normalidad.

Está oscureciendo en mi cuarto y no tengo la intención de levantarme de la cama para encender la luz o cerrar mi ventana. Mi mirada está totalmente perdida en la ventana donde el reflejo de la luna entra cada vez más.

Mi celular suena y mi corazón se detiene esperando que sea Aiden quien me llama; Pero no es él, dice número privado.

—¿Diga?

—Hola preciosa.

—¿Quién habla?

—¿Adivina quién es?

Yo detesto con todo el poder de mi alma que me llamen y quieran que adivine, quien es la otra persona al otro lado de la línea. Así que no me complico y simplemente cuelgo.

Mi celular vuelve a sonar con el dichoso numero privado. "¡Qué hostigue!"

—¿Con quién quiere hablar?

—¿Habló con Vania Levy?

—¿Quién pregunta?

—Ethan Koch.

—No esta.

Cuelgo la llamada y lo pongo en modo silencio. Me levanto y me voy para el baño, miro mi reflejo en el espejo y no me reconozco; "¡Perra patética!"

Me desvisto y entro a la ducha y me quedo ahí dentro como veinte minutos solo dejando caer el agua. Siempre que quiero llorar hago lo mismo, porque así ni yo me doy cuenta cuando estoy derramando lágrimas en mis mejillas. Es algo que descubrí desde niña cuando extrañaba a mi padre o mi madre me golpeaba. Odio con toda el alma entregarle el poder de mis sentimientos a alguien y de repente la tristeza se transforma en rabia y se lo que viene a continuación y no es bueno. La venganza, mi necesidad de olvidar el dolor que las otras personas me causan y hacerles sentir un poco de lo que yo siento cuando me lastiman.

Salgo de la ducha sin secarme y camino desnuda por mi habitación de un lado a otro con las manos en la cintura tratando de controlar mi lado Mister Hyde, ese lado oscuro que todos poseemos y que tratamos de ocultar o ignorar.

La última vez terminé colgada de un tubo y bailando para un montón de borrachos degenerados. Tengo que controlarme y respetarme, no puedo meter las cuatro cada vez que Aiden me haga sentir mal.

Ruptura del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora