Una noche movidita
Pohl pasó la mayor parte del tiempo besando mis lágrimas, hasta que me quede dormida. Por un momento pensé que me besaría en los labios. No fue así... Creo que apago la luz porque no quería verme llorar. (Yo me apego más a la teoría de que me miraba horrible por los golpes y por eso la apago).
Como la mañana anterior me encontraba sola en mi cama. Solté un bostezo e inmediatamente mi cara dolió.
!Genial! Ahora tenía un esguince y la cara magullada. Me incorporo para ir al baño y noto que mi tobillo está mejor. Llego al baño y busco en el gabinete la pomada que siempre uso para golpes y moretones. Me doy una ducha rápida, y atiendo mis heridas.
Busco algo cómodo para usar y elijo un short jeans azul negro y una camiseta básica de algodón blanca.
Colocó crema de coco en mi piel y luego me hago un moño descuidado y me quedo descalza.
Tocan a la puerta y abro. Es mi hermano. Su cara se llena de indignación de solo verme.
—Ella quiere verte, está en su cuarto con la resaca del siglo. Le he dicho que tienes un esguince y que venga ella; pero imagino que la culpa no le permite venir a buscarte —Se acerca a mi y toma mi mano—. Yo voy contigo.
Aprieto su mano y me apoyo en su hombro para caminar hasta el cuarto de mi madre. No sé qué haría sin mi hermano. Él y yo nos llevamos 11 meses de diferencia. En el mes de Diciembre ambos logramos por 15 días tener la misma edad. Como mi madre me inscribió tarde en el jardín de niños fuimos juntos al mismo grado.
Yo ya tendría que haberme graduado el
año pasado y podría estar lejos de esta pesadilla; pero sinceramente es mejor así, no estaría tranquila si él se quedara solo con la carga de un paciente alcohólico.Toca a la puerta y entramos juntos. El cuarto apesta al típico olor ácido de resaca. Ella tiene una bolsa de hielo en la cabeza y en su mesa de noche hay pastillas y suero oral para aliviar sus síntomas.
—Lo siento hija, yo no sé qué me pasó y... —comienza a sollozar—. Perdón, no quería hacerte daño, bebí de más y las cosas con Eric se salieron de control. Tomamos, me golpeó y yo también le pegue y nos dijimos cosas y entre ellas salió a relucir que él no puede vivir con una loca como yo y con una hija malcriada —Suspira —. El amor no fue hecho para mi. Pero ya saben que ustedes dos son mi vida y que todo lo que hago es para sacarlos adelante.
Lo mismo de siempre... Alcohol, golpes, insultos y culpa. Luego viene un nuevo novio y hay decepciones y bebe y de nuevo alcohol y bla, bla, bla.
—Me siento enferma, voy a dormir, espero que estés mejor de tu pierna—Nos hace señas con la mano para que nos vayamos—. Cierren y no hagan ruido que voy a dormir.
Hacemos lo que nos dice y en silencio nos dirigimos a mi cuarto. Las luces tipo navideñas que cuelgan de mi respaldo aún están encendidas, la cama es un remolino de sabanas. Mi hermano me ayuda a ordenar mi cuarto. Besa mi frente y me dice que traerá el desayuno para que ambos comamos juntos.
Abro la gaveta de mi mesa de noche y saco de mi caja especial para recuerdos, los poemas de Pohl.
"Temo enamorarme, porque mi pasado fue vacío, pero mi futuro también si te diese por olvidarme..."
No logro entender que es lo que Pohl siente por mí, entre él y yo hay una especie de química. Aveces pienso que le gustó, otras no; Mi amistad con Frank es muy diferente. Es como una montaña rusa en la que me ilusiona y me baja de golpe a la desilusión.
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Ruptura del Corazón
Teen FictionEn esta historia no hay un príncipe azul o un guapo Hombre lobo que te jure amor eterno. Mucho menos un sexy vampiro millonario que se enamora de ti y viven felices por siempre. Tampoco el Bad boy que solo tú amor puede convertirlo en todo un sueñ...