Capítulo 40

1K 106 106
                                    

"Cenicienta y el príncipe perverso"


—¡Asistente, levanta ese cable!

—¡Asistente, trae café!

—¡Asistente, los periódicos!

—¡Asistente!

—¡Asistente!

«¡Estoy harta!»

¡Solo falta que me pidan que les sobe las patas!

Es mi primera semana de trabajo y he usando los mejores trajes que tengo, y todo para estar de la "chacha."

Pensé que sería diferente y que aprendería mucho sobre periodismo, me siento frustrada, acá todo es ganar derecho de piso para obtener el respeto de los demás y eso solo lo consigues con el tiempo y un súper logro y a este paso ese logro lo veo lejano...

Termina mi jornada en el canal, así que desanimada y arrastrando los pies me dirijo a la Universidad para recibir mis clases. En medio de estas, siento que veo doble y borroso, tengo sueño y hambre.

Salgo corriendo porque tengo que ir a la agencia a grabar un comercial, así que paso por la cafetería de la universidad para comprar algo para comer en el camino.

—¡Vania!

Y para terminar de adornar mi día es Izan... Si muy guapo y con un trasero pillizcable; Pero estoy aún avergonzada por lo que paso entre nosotros. Quiero evitar que pase otra vez, así que me hago la suiza y sigo mi camino.

—Vania... —Hijo de su... Me alcanzó y ahora tendré que dar la cara que no tengo para verlo.

—Hola Izan.

—¿Me estás evitando? —Me pregunta con un gesto de dolor marcado en su hermosa carita bronceada.

—¡No, cómo crees! Es que llevo prisa al trabajo y voy repasando una clase, pensando en el noticiero y tu sabes...

—No, no lo sé.

¡Miércoles y jueves, llegue tarde a la reparación de mentirosos! No me salió la paja.

—Izan, la verdad aun me siento incómoda por lo que paso y en serio debo ir a trabajar. Lo siento...

—Yo más Vania...

Izan me da la espalda y sigue su camino hacia donde sea que tenga que ir.

«¡Genial, eres una perra!»

Como si mi día pudiera ponerse peor, ahora soy Aiden en versión femenino. Solo quiero que llegue la noche para encerrarme en mi cuarto, meterme abajo de mis sábanas y quedar soterrada dentro de ellas, no quiero saber de nada ni de nadie.

Llegó a la agencia y me voy directo al camerino y ya me están esperando para maquillarme. Tengo que hacer un comercial para el cabello y ese tarda horas.

—¡Niña que barbaridad de ojeras! Pareces espanto, si me sales de noche me muero del susto —Dice Paolo el estilista.

—No han sido unos días muy buenos últimamente...

Ruptura del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora