Capítulo 21

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    Mi Amigo Frank

"Solía pensar que la peor cosa en la vida era terminar sólo. No lo es. Lo peor en la vida es terminar con alguien que te hace sentir sólo."

-Robin Williams.
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—¡Vania auxilio!

Escucho a mi amigo Frank gritar por ayuda mientras estoy preparando una ensalada de cangrejo en su casa.

Me quito el delantal de su madre y me encamino a su cuarto para ver que es lo que tanto le apura.

—Aquí estoy, ¿Qué te pasa?

—¡¡Vania, no hay papel en el baño!!

Me río a carcajadas por su lamentable situación. Al escuchar sus gritos pensé que había visto una cucaracha.

—¿Adónde hay más papel higiénico, para traerte y que dejes de gritar como niña?

—En el baño del cuarto de mamá o en el de invitados. Apúrate que me siento vulnerable en semejante situación.

—Sip, estás en mis manos amigo, creo que si te paso una lija o lo que sea, estás tan desesperado que vas a usarla. Ya vengo, no vaya ser que uses la toalla de manos.

Lo último se lo digo muriéndome de risa, escucho que Frank literalmente me esta maldiciendo, pero a mí sinceramente me divierte.

Llego con el papel y toco la puerta del baño. El abre y saca su mano y yo se lo pongo en la mano y cuando el va agarrarlo yo vuelvo a quitárselo.

—¡Vania, no me jodas!

—No amigo, tú ya estás jodido —Le digo riendo.

—Está bien, entonces voy a salir por el papel yo mismo y lo haré con los pantalones a las rodillas y mi trasero impresentable.

—¡No! Toma tu papel, en verdad estás más loco que Mike.

Le entrego el rollo y me voy a la cocina para lavarme las manos y seguir en mi labor de cocinera. La madre de Frank se ha marchado varios días a visitar a su hermana y yo he venido esos días a pasar junto a mi mejor amigo. Han sido unos días llenos de paz y lejos de rollos amorosos.

Sólo mi madre y mi hermano saben que estoy acá. A Mark no le he visto en la escuela, escuché que se está quedando en casa de uno de sus amigos y no entiendo porque no asiste a clases. Llevo cuatro días sin saber nada de él y con Pohl no quiero hablar. Me cansa que sea tan cobarde y prefiera andar de zorro que estar conmigo.

—Listo, decidí darme un baño, te tardaste tanto que me dio pañalitis.

—¿Eso no es lo que les da a los bebitos? —Le digo.

—Si, acuérdate que tengo pompas de bebé—Me dice.

—¿Hablas de tus pompas casi inexistentes?

—¡Já! Ya quisieras poner tus codiciosas manos en mis pompas pecadoras.

—Sabes que te adoro gatito, me haces reír como nadie.

Ruptura del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora