El caos del cielo me hizo verlo. Arrancado de mi titán, agonizantes llamas se perdían en la noche. Arrastrado a las profundidades por el impasible viento. El rugido de la tierra y la anarquía del cielo. Comprendí que el infierno no espera a nadie, siempre está con nosotros.
—¡Nathan! —grité en plena caída.
—¡Esta no ha sido tu mejor idea!
Aunque pudiéramos salvarnos de algún modo, tanto Chloe como Will seguían inconscientes. Los monstruos que atravesaron el corazón del Fénix galopaban enloquecidos hacia nosotros. No conseguía situar a los demás, no podía centrarme.
Colores vivaces, colores tristes y gritos de toda clase. Los hilos con los que el guerrero tejía el caos estaban enredados.
Calma, supliqué. Haz algo, quise gritar. Que no termine así.
—¡El viento no responde! —oí bramar a Nathan, desesperado.
No sabía a qué se refería, tampoco lo hubiera entendido. Porque en aquel instante unas fuertes manos tiraron de mí. Un choque brusco.
Al principio me negué a creerlo. Debía estar perdiendo el juicio de nuevo, viendo cosas imposibles. Pero estaba surcando el aire junto a Nathan, presos del abrazo de un hijo de la luna. Chloe y Will habían acabado en las manos de otro. Saltando en el aire como solo ellos podían hacerlo, fintando deliberadamente a los demás monstruos.
Estaba congelado. Sentía que con solo respirar podría hacer algo equivocado y provocar que nos destripasen a todos. Tensé la mano alrededor de Selitya, mirando a Nathan con intención.
Entonces los primeros hijos de la luna nos alcanzaron. Pero el monstruo que llevaba a Chloe y a Will repelió el ataque. Arrancando las piernas de uno y engullendo la cabeza de otro al saltar sobre él. A pesar del porte impasible del guerrero, tuve el corazón en un puño durante el enfrentamiento. Atrapados y reducidos a la voluntad de dos monstruos. Si pretendían secuestrarnos, les daría muerte nada más tocar el suelo. ¿Pero por qué luchar entre ellos? Nathan apretaba los dientes sin quitarle el ojo de encima a ninguno de ellos.
Los rugidos por encima de nuestras cabezas eran inconfundibles. Todavía nos perseguían, pero no faltaba mucho para alcanzar el suelo... De pronto, el otro monstruo brincó hasta nosotros, entregándonos a Chloe y a Will. Tras asegurarse de que estábamos todos bien agarrados, se detuvo en el aire, para interceptar a nuestros perseguidores. Giré la cabeza el instante en el que otras cinco bestias chocaron con él.
Bajo el debilitado Fénix aterrizó nuestro monstruo, un meteorito sobre los campos teñidos en sangre y fuego. Nos soltó como a cachorros en el suelo. Chloe fue la última, depositada con cuidado entre sus brazos. Era un gesto tan humano que me hizo estremecerme. No comprender qué ocurría era una sensación que no echaba en falta. Con cautela, empezamos a acercarnos, espada en mano.
—Esto no es cosa tuya, ¿verdad? —siseó Nathan, sin apartar la mirada del monstruo.
No fue hasta entonces que percibí todo lo que ocurría. Las últimas fuerzas defensoras de Fávex se habían reunido bajo el Fénix. Todos los guerreros, magos y caballeros. Soldados enzarzados en una auténtica batalla campal contra las fuerzas de la luna.
Suspiré.
—Yo soy el de los pájaros, esto se escapa a mi control.
—Pero no al mío.
Miramos atónitos a Will, que acababa de levantarse. Los ojos inyectados en un mar rojo, sin rastro alguno de humanidad, idénticos al del monstruo. Lucía un rostro sereno de mirada indescifrable. Como perdido en un lugar lejano.
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Las Crónicas Del Fénix II: La Ascensión De Fálasar
Viễn tưởngSEGUNDA PARTE DE "LAS CRÓNICAS DEL FÉNIX" NO LEER SI NO SE HA LEÍDO LA PRIMERA PORQUE CORREIS EL RIESGO DE NO ENTERAROS DE UNA MIERDA :) Sinopsis: La agobiante experiencia que supone cruzar el portal a Ra'zhot no será sino el primero del cúmulo de i...