CAPÍTULO 39

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El destello de Fálasar refulgió una vez más en nuestras miradas y aguardamos juntos la furia del universo.

El Bendecido nos acechaba como un lobo hambriento. Una implacable fuerza de la naturaleza, y el insaciable apetito de la Vida, se cernía sobre nosotros. Pero no apartamos la mirada ni le dimos la espalda, porque éramos la última barrera contra este mundo cruel.

Cuando todos nuestros músculos yacían en tensión, a la espera del golpe de gracia de la Vida, vimos una luz. Un destello cegador que pasó silbando junto a nuestras cabezas.

El Bendecido recibió el impacto de lleno, como una invisible bala de cañón hundiéndose en su pecho, saliendo disparado hacia atrás.

—De todos los posibles caminos, os teníais que meter en la maldita Estepa —Jamás imaginé que me alegraría de escuchar esa voz—. Nunca aprenderéis, govnyuks.

Rylio desmontó del caballo del desierto de un salto. Detrás le seguía todo un grupo, más de una docena, de magos y guerreros que ya estaban tomando posiciones a nuestro alrededor.

—Ya era hora —dije a la vez que tropecé, apoyándome en Nathan para no caer. Una incrédula sonrisa se apoderó de mí—. ¿Estabas esperando para poder hacer una entrada triunfal?

El melenudo demonio me devolvió una  sonrisa fugaz, marcando la cicatriz que cruzaba su rostro.

—Agradecédselo a Chloe —Señaló a nuestra amiga con la cabeza, mientras sus tropas terminaban de desplegarse y adoptar una sólida formación—. Fue la voz en nuestras cabezas que nos guio hasta aquí, que nos mostró cuál era la situación. Y la que nos reveló todo lo que el Bendecido planea hacer con nosotros. Ya he enviado un mensajero a Fávex para presentar el informe de esta operación, en el nombre de Ildonil.

La chica con la Visión del presente se recogió un mechón de pelo, apartando la mirada cuando todos los ojos se cernieron sobre ella.

—Cuando nos quitaron los pergaminos para comunicarnos, sabía que algo iba mal. Pero no me dieron la oportunidad de avisaros de que podía comunicarme con Rylio y los demás...

—Eres increíble —dijo Will, sonriendo con dulzura.

—Chicos... —anunció Nathan.

Peter se estaba levantando y parecía más airado y peligroso que nunca.

—Aunque no sobrevivamos, todos sabrán la verdad —murmuré ensimismado, recibiendo nuevas pinceladas del sueño con Fálasar—. Pero yo...

Me volví al notar una fuerte mano sobre mi hombro.

—Vamos a acabar con esto aquí y ahora —dijo Rylio, solemne—. No dejaremos que le pongan las manos encima a este pequeño mundo nuestro.

Asentí con un leve gesto, apenas consciente de lo que estaba diciendo.

Me estaba perdiendo en los recuerdos de aquella noche, en el infinito mar de delirios y esperanzas, en la realidad idílica del hombre que sacrificó su humanidad con tal de atrasar el ocaso de Ra'zhot.

—¿Creéis que podéis cambiar algo? —dijo el Bendecido, refulgiendo la sinuosa energía que aún lograba emanar—. Acabaré con toda resistencia. Aquellos que desafían la naturaleza están condenados a la extinción. La Vida siempre encuentra la forma de prevalecer. Tan solo sois polvo de estrellas en la inmensidad del universo. Y en polvo os convertiréis.

La batalla se desató en un instante, aunque esta vez no fue el Bendecido quien entonó la primera nota. Rylio y su batallón de hechiceros emprendieron un contundente e incesante ataque, lanzado todo tipo de conjuros, rebosantes de energía, contra un sorprendido enemigo.

Las Crónicas Del Fénix II: La Ascensión De FálasarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora