Novios por contrato | 𝐥𝐞𝐞 𝐤𝐧𝐨𝐰

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》Capítulo seis: Son una linda pareja.

¿Nadie más podía agarrar mis cachetitos? Y por qué él lo estaba haciendo ahora?

Minho: L-lo siento. —se rasco la nuca.

—Esta bien. Hay que terminar de comer  

Solo asintió y volvió a su lugar, se había puesto rojo, que cursi. Literalmente solo comimos sin hablar ni nada.

Cuando terminamos de comer salimos inmediatamente del restaurante.

Se suponía que vendrían por nosotros, pero cuando pasaron más de quince minutos comencé a impacientarme, tenía muchas ganas de volver a casa.

—Se están tardando mucho.

Minho: Supongo que tendremos que caminar. —habló después de revisar su celular.

—¿Vamos hacia otro lugar?

Minho: En realidad no, pero puedo acompañarte a casa, vivo tres cuadras después de ti. —trató de sonar desinteresado mientras miraba hacia otro lado.

De verdad Minho era alguien tan extraño.

—¿De verdad? La última vez que fui a tu casa no pude reconocer mucho esas calles.

Minho se encogió de hombros y no respondió más, en cambio, comenzó a caminar, entonces lo seguí.

Nos mantuvimos en silencio, hasta que noté a lo lejos a una señora de mayor edad que parecía estar muy desorientada.

—Oye, Minho. Si quieres puedes adelantarte a tu casa, es que iré a ver si esa señora necesita ayuda...

No espere respuesta de él y corrí hacía donde estaba la viejita. Claramente ella buscaba algo o a alguien.

——Disculpe, buenas noches —saludé una vez que llegué hasta ella, después hice una reverencia—. La vi desde lo lejos, y me preguntaba si usted necesitaba ayuda en algo.

Señora: ¿Dónde estoy? 

Fue lo primero que dijo y yo rápidamente comprendí que aquella señora probablemente tenía algún problema para recordar las cosas.

Me puse un poco nerviosa. Definitivamente quería ayudarla, pero unos flashbacks vinieron a mi cabeza y solo me entraron ganas terribles de llorar.

De repente, Minho llegó a mi lado y no pude estar más agradecida con él.

Minho: Tranquila, pediré ayuda. —me dijo suavemente mientras frotaba mi hombro en un intento para tranquilizarme

Sacó su celular y le marcó a alguien, la calidez de su mano dejó mi hombro y se alejó unos cuantos pasos cuando le contestaron.

Entonces, me acerqué a la señora y le dije que nos sentáramos en una banquita que estaba por ahí.

Señora: Lamento las molestias, pero de verdad no sé cómo llegué hasta aquí.

—No tiene que disculparse, de verdad no es ninguna molestia. Nosotros la ayudaremos y ya verá que pronto estará en su casa.

Le di una sonrisa para dejarle saber que todo estaba bien y ella me sonrió de vuelta de la misma manera, quizá aún más brillante.

Señora: Muchas gracias por haberse acercado para ayudarme. Tú y tu novio son muy buenas personas.

Mis mejillas probablemente se encendieron después de escuchar eso, me sentí un tanto avergonzada. Minho y yo no éramos novios.

—Uh... yo... gracias.

Minho: Listo, un amigo que trabaja en la policía viene ahora mismo. —dijo una vez que se acercó a nosotros.