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Capítulo dieciséis: Me gustas.

Minho: Entonces ¿cómo te lavaste las manos?

—Aún no me las lavo. Ja ja.


(. . .)


Sonará asqueroso pero por comer toda esa comida ahora tenía chorro. Qué pena, me quería echar un montón de pedos y no podía porque tenía miedo de que salieran con premio. 

—Necesito ir a mi casa.

Pa: ¿Qué? ¿Why?

—Es que olvide destender mi ropa y ya va a llover. 

Ma: Oh, cierto. Está a nada de llover.

Minho: Te llevo.

—Está bien.

Podría aguantar hasta llegar a mi casa. Lo que pasará en el transcurso a ella solo podría ser decisión de diosito. 

Nos despedimos de mis papás y después subimos al auto. 

—¿Puedes acelerar un poquito?

Minho: ¿Por qué? ¿Todo bien?

—Si, si... 

Hice una gran mueca del dolor, en mi estómago había una guerra y me estaba doliendo demasiado. Apreté lo primero que pude... no fue una buena idea.

Minho: ¡Ah~! —le había salido un gemido del dolor.

Había apretado el pobre pepino del Lee know, creo mi brazo era muy largo. ¿Por qué no decidió apretar otra cosa? Aunque no me arrepentía de que mi brazo hubiera apretado ahí.

Tal vez se lo merecía un poco...

—Lo... lo siento. 

Jaja ya iba a decir "te sobo"... Por suerte no salió nada de mi boca después de eso.

Minho: No.. no importa. Pe-pero ¿por qué...? —su cara expresaba mucho dolor.

—Lo siento x2, de verdad lo siento. No era mi intención es que.... ¡JODEPUTA!

Esta vez apreté su brazo, después me di cuenta de la grosería que salió de mi boca. Ya la había dicho muchas veces pero está vez parecía que se la dije directamente a Minho.

—No tú... es que... es que... ES QUE NO AGUANTO ESTE DOLOR.

¿En qué momento nos habíamos estacionado? Ahh ya me acordé, fue después de apretarle su parte a Minho.

Minho: ¿Qué te duele? ¿Por qué no me dijiste antes? ¿Necesitas ir al doctor?

—No, no, no. Son solo cólicos estomacales, no es para tanto. Solo hay que apresurarnos a llegar a mi casa.

Él asintió con un poco de ¿miedo? 


(. . .)


Estábamos en el comedor, Minho estaba sentado frente a mi, me acababa de hacer un té para mi dolor de estómago, ya le había dicho que eso de que mi ropa estaba tendida era mentira, solo era para librarme de todo lo que me daría mi mamá si le hubiera dicho que me dolía la panza.

Minho: Lo siento. —dijo de repente.

—¿Por qué?

Minho: No debí hacer demasiada comida. Ahorita no estarías así, aparte tenías que seguir la dieta que te dio la doctora. —sonaba muy triste y arrepentido

Novios por contrato | 𝐥𝐞𝐞 𝐤𝐧𝐨𝐰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora