Parece ser un sueño.

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Hasta de los sueños más bonitos hay que despertar.

Lo malo es que se sentía más como una pesadilla que la realidad... pero esta era su realidad... apretó sus manos en el asiento de atrás del auto del papá de Mark, estaba pensando incluso pedirles que lo dejaran en una parada de bus para ir con Minho pero no quería verse demasiado sospechoso... incluso era probable que su madre ya no estuviera o al menos estuviera sobria.

Tal vez, solo tal vez.

Sintió su corazón temblar cuando vio el auto de su madre en la entrada, apretó la correa de su bolsa y trató de que el terror no fuera tan notorio.

—Gracias por todo. —balbuceo, abriendo la puerta rápidamente para evitar que Mark o su padre bajaron con él.

—No hay nada que agradecer, sabes que nuestra casa es tu casa, puedes llegar cuando quieras... ¿qué harás en año nuevo? —preguntó John, cuando Hyunjin ya pensaba correr a su puerta.

—Tal vez vaya con mis abuelos. —asintió y el mayor  lo vio un momento en silencio.

—Claro, si no vas con ellos, llega con nosotros.

—Gracias Señor Seo. —asintió, una pequeña sonrisa hacia Mark fue suficiente para que el menor se sonrojara y le diera un poco de fuerza para lo que se vendría una vez entrara por esa puerta.— Vayan con cuidado.

—Tu también y...

Sintió cada músculo de su cuerpo tensarse cuando la puerta a su espalda se abrió, cerró sus ojos ante la expresión sorprendida de John y Mark mientras se imaginaba lo que estaban viendo.

—Me tengo que ir.

—No creo que sea una buena idea. —murmuró John, pero Hyunjin trató de calmarlo con una sonrisa.

—Vayan con cuidado. —dijo, antes de girarse y encontrar los afilados ojos de su madre en un segundo.

La mujer, alta y un poco menuda lo veía con la mandíbula apretada y ojos furiosos que se veían un poco llorosos ¿por él? posiblemente no, parecía con resaca, eso solo significa que estaba de mal humor, aunque estuviera parada con su propia fuerza en la puerta.

Caminó con paso seguro, sin saber si los Seo se habían ido o no y bajo la mirada una vez se colocó frente a ella, ambos sintiendo la tensión cada músculo y su respiración fuerte, el menor ya sintiendo como pateaban su culo para la calle.

—¿Él es el chico? —preguntó y Hyunjin tembló al escuchar la voz de su madre.— ¿Seo MinHyung?

—Mamá...

—Solo es una pregunta, no voy a lanzarle mi daga al pecho. —siseo su madre.— ¿Es él o no? ¿Él es su padre... el tipo de las noticias?

—Sí.

—Bien. —asintió pasando a su lado caminando a paso firme hacia el auto que sabía, seguía ahí.

—No, mamá... por favor. —pidió, pero su madre safó el brazo de su agarre de su hijo para caminar hacia el auto que seguía parqueado enfrente.

John salió rápidamente, tratando de interceptar a la mujer y evitar que llegara a su hijo, pero ella no iba por él, la que claramente lucia como la madre de Hyunjin se paró enfrente y suspiró antes de pasar una mano por su rostro y bajar sus hombros en señal de derrota.

Cuando los ojos de la mujer se abrieron de nuevo ya no se veían furiosos o molestos, sino cansados, llorosos y rojos, el silencio continuó unos segundos hasta que ella exclamó dulcemente.

—Gracias... —Pudo notar la sorpresa en los ojos de Hyunjin, como si él hubiera esperado incluso un golpe o una amenaza, todo menos un agradecimiento, su boca intentó abrirse pero ella continuó.— En serio... gracias, y-yo... no he estado haciendo las cosas nada bien y cu-cuando vine y él no estaba... todo estaba roto, había papeles con sangre, yo, mierda... sentí mi corazón agonizar solo de pensar en la posibilidad de perder también a mi Hyunjin. —murmuró, girando a ver al menor que parecía a punto de llorar.— Pe-Pensar que yo le hice ta-tanto daño que él se hizo daño y se fue y...

—Está bien, no hay nada que agradecer. —negó, John, respirando tranquilo al ver que la Sargento no parecía querer quebrar su cuello.— Él es un chico maravilloso, mi esposo y nuestros amigos lo adoran.

Las palabras parecieron suavizarla aún más, la mujer sorbió su nariz antes de asentir y girar hacia su hijo que la veía aún estático en la puerta.— Lo es, en serio lo es... por eso no quería siquiera pensar en perderlo para siempre.

—Mamá...

—Por cierto, creo que la mamá de Minho ya no nos va a querer después de que amenace a su hijo con quebrarle el brazo si no me decía dónde estabas... pero él dijo que estabas bien... que estabas con Mark, con su familia. —murmuró, con una suave sonrisa.— Me quedé en casa esperando... por ti, y-yo... lo siento, por dejarte siempre esperando, ya no volverá a pasar.

El pecho de Hyunjin tembló ante las palabras de su madre, la mujer se giró por completo hacia él, antes de tragar el nudo de su garganta, Mark viéndolo desde el auto con lágrimas en sus ojos mientras John trataba de ser un apoyo emocional para su madre.

—Esto es difícil. —murmuró, viendo sus manos, la mujer que siempre se había visto fuerte, que había sido un pilar para su familia de veía frágil.— Siempre ha sido difícil... pe-pero me preocupe tanto por mi dolor, me deje ser en el que olvidé que tu también sufriste... que también era tu padre y que incluso fue peor... porque también me perdiste.

Hyunjin sintió su labio temblar, su bolsa cayó por su hombro directo al suelo, sin saber que decir, sin saber que hacer ¿era esto un sueño?

—Estabas muy triste. —negó Hyunjin, caminando suavemente hacia su madre.— No quería ser...

—Deja de culparte, la culpa es mía, te di una carga emocional que no merecidas... te lastimé. —negó ella, limpiando su mejilla rápidamente.— Todo lo que te hice yo... lo siento. —murmuró y sintió un alivió cuando su hijo corrió hacía ella para abrazarla.

¿Hace cuánto no lo había abrazado? ¿meses? ¿años?
El aroma de Hyunjin era tan distinto ahora, su cuerpo, su fuerza... el menor se sentía firme y a la vez cálido, el suave aroma de su cabello haciéndole cosquillas en la nariz mientras sus ojos se cerraban abrazándose más fuerte a su cuerpo.

Parecía un sueño sentir sus abrazos de nuevo.

—Te quiero mamá. —murmuró, contra su mejilla su voz más gruesa que cuando eran un pequeño y le murmuraba las mismas palabras.

—Yo te quiero más, mi Hyunjin.

TODO QUEDA EN FAMILIA | NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora