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—¿Qué tanto me ves, puto imbécil? ¡¿Te gusto o qué?! —encaró el pálido omega al alfa, que seguía sin procesar que ese lindo pelinegro, con esa carita de rasgos tan finos y delicados tenga una actitud tan altanera, al igual que retadora.

«Mierda, eso sí es caliente como decían», pensó al verlo con su mentón orgullosamente alzado. Listo para pelear si fuese necesario.

Impresionante. Este omega lo ha deslumbrado en más de un sentido y eso es decir mucho. A pesar de su condición como el último en la jerarquía, se notaba a leguas su espíritu luchado.

Antes de conocerlo en persona, analizó la situación de su futuro omega y llegó a la conclusión de que Yoongi sería una fachada, un engaño hecho luego de varios años de estrategias. El producto de un prototipo perfectamente moldeado por su empresa para empoderar de alguna manera a los omegas o al menos hacerles creer eso, y lucrar a base de ese nuevo movimiento.

Una mera ilusión que era una buena opción para poder ganar millones de una manera, prácticamente sencilla. No era nada nuevo en la industria, era bien sabido que habían idols que detestaban su concepto y sus canciones, pero que estaban obligados a seguir, siempre mostrando una sonrisa radiante.

Erróneamente pensó que ese era el caso de Yoongi.

Vaya que se equivocó. Parecía que él no estaba interpretando ningún rol impuesto y así era su carácter, lo cual facilitaría el trabajo a sus jefes, porque para Jimin era demasiado obvio las intenciones de estos y lo que tratan de conseguir. Tantos años en la industria no eran por nada, sabía cómo funcionaba y las mañas detrás.

No negaba que el pálido tuviese talento, vio sus presentaciones y era asombrosa su habilidad para rapear, componer, sin contar su presencia en el escenario que era monstruosa. No podías apartar tus ojos de él ni por un segundo. Eso sin sumar la apariencia, lo cual era clave, él lucía tierno, lo cual formaba un perfecto contraste que llamaba la atención a primera vista. Sin duda, sus jefes habían elegido bien a quien debutar.

Jimin era un artista que comenzó desde muy joven, y por ende conoce cómo se maneja este mundo del derecho y al revés. Sin mencionar que él tuvo que recurrir a ciertas artimañas para mantenerse en el foco de atención y establecerse. No se sentía orgulloso por algunas cosas que hizo, pero tampoco se arrepentía del todo, porque si no fuera así... tal vez no estaría ganando los miles de dólares que iban directo a su cuenta bancaria por solo aparecer unos minutos en una serie o película.

El éxito tenía su precio y él ya lo había pagado.

Desde que llegó al punto de encuentro para que ambos interactúen y logren entrar en un poco de confianza, para que en las futuras grabaciones ellos no luzcan tan robóticos y haya cierto dinamismo, se sintió algo decepcionado.

Decepcionado de que el rapero no mostrara ningún interés en él ¡Ni siquiera uno amical! Y siendo franco eso golpeó en su ego duramente como miles de cuchillas. Aún más porque tenía la leve esperanza de que Yoongi tuviera un ligero crush o atracción hacia él ¡Por favor, era Park Jimin!

Estaba acostumbrado a que los omegas siempre le coqueteen con gracia y timidez, que los betas lo busquen para algo casual, hasta que de vez en cuando algunos alfas se le insinúen a él y a su trasero. Por eso le descolocó el rechazo total por parte del azabache.

¡Pero no se iba a rendir! Ese omega sería suyo cueste lo que cueste, en el buen sentido, por supuesto, no lo iba a obligar a nada. Solo se esforzaría en conquistarlo.

Comenzando desde ahora.

Tomó una bocanada de aire para animarse. Yoongi no se lo estaba dejando fácil, menos si lo miraba con esa indiferencia que lo cohibía y lo hacía sentirse como todo un cachorro primerizo.

MCs ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora