Extra: Prejuicios fuera

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En el centro comercial se encontraban cuatro féminas, todas de apellido Park. En la sección de vestidos estaba Rosé; no muy lejos en la de accesorios coloridos, Yoojung. Mientras que en la de ropa deportiva una muy pequeña Seulgi recorría con sus ojos felinos, herencia de su papi omega, las grandes chaquetas con un brillo de pura emoción y al lado de la chiquita de ocho años estaba Park Sora, quien de vez en cuando vigilaba a sus otras dos nietas.

Estaba más atenta a la pequeña pelinegra, ella era la más inquieta de todas. Estaba segura de que si se distraía un poco, Seulgi saldría corriendo por cualquier lado.

Rosé era la mayor con dieciséis años, luego le seguía Yoojung con quince años y finalmente la revoltosa pelinegra de ocho años. Las dos primeras ya se habían presentado recientemente como omegas, lo esperaba siendo sincera. Rosé con su voz dulce, y ese encanto típico de una omega en todo lo que hacía, al igual que cierta elegancia que brotaba naturalmente, fue claro para ella cuál sería su casta. En cambio, Yoojung, era la más tierna y adorable, era imposible no querer abrazarla, más con esas mejillas regordetas que le recordaba mucho a su hijo cuando era un niño, aunque su actitud sea un tanto contradictoria, no perdía esa gracia.

Pero con Seulgi... Sora sentía esa necesidad de protegerla, no sabía por qué, asumía que era, por la razón de que la azabache era la menor de las tres. Sin contar que su personalidad era mucho más liberal, parecía no tener miedo alguno y estar dispuesta a ir hacia donde le dicte su corazón. No había duda de que no solo la apariencia fue lo que heredó de Yoongi, ambos eran demasiado salvajes.

Pensó que haría una distinción, ya que Rosé y Yoojung eran unas mini copias de su hijo. A diferencia de Seulgi quien en apariencia iba más acorde con Yoongi, y con él tuvo sus roces en el pasado. Se llevaban bien en términos generales, pero no era para tanto. Sin embargo, amaba muchísimo a las tres, de forma diferente. Así de simple.

—¡Suélteme! —Escuchó un grito y rápidamente fijó su vista en la cabellera rubia, similar a la de su hijo, dándose cuenta de que se trataba de Rosé.

Un señor le estaba jalando de su codo, mirando descaradamente su escote ¡Por la Diosa! ¡Ni eso se le podía considerar un escote! Su nieta no estaba mostrando nada y habían pervertidos en busca de algo. Reaccionó tarde cuando la de tez morena desapareció de su lado y rápidamente se ubicó enfrentando al viejo ese.

Se acercó de inmediato y con un poco de cuidado al oler que se trataba de un alfa.

Él seguía tratando de juntar su cuerpo con el de Rosé. Sora quería hacer algo para defenderla, pero no podía. No reaccionaba, las veces en que sus padres le hicieron entender su posición como omega en la jerarquía a base de golpes, maltratos hasta que se le quedara grabado como un chip en su cabeza se lo impedían.

Sentía su cuerpo temblar, quería protegerla.

—¡SI NO DEJA A MI HERMANA, SE LA VERÁ CONMIGO! —vociferó la pelinegra con valentía, empujando apenas al señor que le triplicaba el tamaño y peso.

—¿O si no qué enana? Tu hermana se lo buscó, provocándome así. Es una cualquiera.

—¡SE LO ADVERTÍ VEJESTORIO! —respondió hecha una furia para saltarle encima con agilidad.

Las otras Park estaban con la boca abierta ¡Esa osadía! Sora sentía ese pequeño orgullo recorrer su anatomía, lo que ella jamás fue capaz de hacer, lo logró su pequeña de ocho añitos. Seulgi estaba dándole mordiscos y arañazos al mayor, quien al final logró tirarla al suelo, mas no la detuvo. Ella se le quedó mirando con sus ojos ya no de una tonalidad negra, sino de un resplandeciente rojo sangre y con asombro notó cómo unos colmillos sobresalían de su boca.

¡Seulgi se acababa de presentar como una alfa!

Sora era consciente de que debía sentirse asqueada ante la contradicción que era una alfa mujer, pero no pudo evitar sentir solo felicidad y amor hacia su nieta. Era bueno saber que podría defender a sus hermanas mayores de todo.

Hoy le prepararía su postre favorito.

—¡¿Una alfa?! ¿No te da vergüenza atacarme? ¡SOY UN ALFA MACHO! ¡NO UNA ABERRACIÓN DE LA NATURALEZA COMO TÚ! ¡FENÓMENO!

Ella tomó esa valentía que nunca tuvo cuando vio a su nieta agachar su mirada cohibida, como si quisiera esconderse. Era cierto, a pesar de que se había avanzado considerablemente sobre esos estigmas, las personas mayores no eran fáciles de convencer.

Odió ver cómo se avergonzaba por algo de lo que ella no tenía culpa alguna.

Al diablo con lo que una omega jamás le levantaría la voz a un alfa. Nadie le quitaría esa luz a su pequeña.

—Disculpe... —Tocó el hombro del hombre mayor, haciendo que este se voltee y ni bien identificó su rostro en su campo de visión, Sora usó su cartera para golpearlo directamente en esa zona.

—¡¿ACASO NO SABE SU LUGAR COMO OMEGA?! —El hombre gritó por el punzante dolor que sentía, se supone que debían respetarlo por el mero hecho de existir ¡Esto era ridículo!

—Oh, claro que lo sé alfa de pacotilla —mencionó con una sonrisa de autosuficiencia.

Luego de decir esto, volvió a agarrar su cartera a modo de látigo. Dándole cada vez más fuerte al señor que quedaba desconcertado y débil, se escuchaba claramente el sonido de cada impacto que se volvía más estruendoso. Cuando el alfa logró perder el equilibrio, ella lo pateó con su taco punta aguja en el trasero haciéndole ver toda una galaxia. Él aulló de dolor, cayendo al piso como peso muerto.

Seguía respirando, claro, pero estaba tirado en la superficie plana. Vulnerable bajo los ojos atentos de las mujeres.

«Acabo de enfrentar a un alfa...»

«Y yo, una omega, lo he vencido ¡Le gané!»

«¡Oh Diosa! ¡Oh Diosa!»

—¡Abuela! —exclamó divertida la pálida—. ¿Qué fue todo eso? —Rosé estaba sorprendida, jamás pensó ver a la mayor en tal situación, sabía que tenía esas tendencias del pasado bien arraigadas y no la culpaba del todo, así la habían criado. Quedó en shock al ver como atacó al alfa sin miedo ¡Su papá Yoongi morirá de la risa cuando se lo cuente!

—N-no tengo idea, pero fue bueno darle una lección. Se sintió reconfortante y lo necesitaba —miró a las tres chicas, cómo ellas lucían emocionadas admirándola.

Saber que las pudo defender...

«A esto se refería Yoongi»

«Ahora, por fin lo entiendo»

—Niñas, cuando un alfa las moleste, ustedes ya saben qué hacer —Sora observó a la menor de todas que aún mantenía su semblante decaído—, y Seulgi, pequeña revoltosa, camina con la frente en alto. Eres una valiente alfita y debes estar orgullosa de eso.

—¡Claro abuela!

—Yoojung, ¿Cuál era ese restaurante del que estabas hablando? Tenemos que celebrar.

—Está cerca de aquí, yo las llevo abue —habló la castañita abrazando a la recién presentada alfa, dándole un beso en la mejilla sacándole una risita.

Y así fue como las cuatro Park pasaron una buena tarde engriendo a la nueva alfa de la familia.

Hay ciertas cosas que nos enseñan a no hacer, pero que dejamos de lado por defender a quien amamos :')

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Hay ciertas cosas que nos enseñan a no hacer, pero que dejamos de lado por defender a quien amamos :')

MCs ➳ JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora