25. «Conmigo nada es fácil»

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TaeHyung había despertado de mejor gana esa mañana

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TaeHyung había despertado de mejor gana esa mañana. Seguía algo contrariado por el tema de JungKook y el Sr. Shin, pero aquello pasó a segundo plano en su mente cuando, mientras transitaba por el pasillo de camino a la cocina, vio la sala de los licores abierta.

Frunció el ceño y se adentró, viendo como en una mesa había una copa vacía junto a una botella de vino blanco a la mitad.

TaeHyung suspiró, pensando: «Otra vez»

Siguió por el pasillo, pasando de largo la cocina para dirigirse a la puerta donde probablemente se encontraba el menor, cosa que comprobó al escuchar la música provenir del lugar.

TaeHyung se asomó, quedándose en el umbral de la puerta, y sin darse cuenta, quedó embelesado.

Esta vez, JungKook se movía a la par que una música sosegada mientras daba pinceladas a un lienzo. Supuso que por mera diversión, pues su concentración parecía estar más en pasarla bien que en esforzarse para que quedara como realmente quería.

Tuvo que parpadear para salir de su trance y frunció el ceño, caminando hacia el reproductor de música para apagarla.

JungKook detuvo todos sus movimientos y se volteó, desconcertado. Al ver que se trataba de TaeHyung, lo miró mal y habló:

—¿Qué quieres? —bufó con odiosidad.

—Estuviste bebiendo anoche —acusó el alfa, serio. JungKook lo miró desconcertado por su actitud—. Vi la botella y la copa en el mini-bar.

JungKook frunció el ceño, irritado.

—Sí, estuve bebiendo, ¿y qué pasa? —reviró.

TaeHyung lo miró molesto y se acercó.

—¿Qué no aprendiste de todas las veces que quedaste vuelto mierda por beber? ¿O quieres que vuelva a pasar? —recriminó, mirándolo con severidad.

—No me importa, no tengo otra salida —dijo molesto.

—Claro la hay —dijo TaeHyung, solemne.

—¿Sí? ¿Cuál? —preguntó, cruzándose de brazos, ya fastidiado.

TaeHyung no contestó, sin embargo, la batalla de miradas continuó intensamente. Inevitablemente, sin importar la tensión del ambiente, los ojos mieles del alfa fueron a parar a los labios carnosos y atrayentes del omega. Eso llevó a que JungKook hiciera exactamente lo mismo, con la mirada chispeante.

Sin darse cuenta, se habían quedado mirándolos un buen rato, tiempo suficiente para que JungKook se percatara de ello y sonriera con lascivia.

—Dime tú, ¿cuál es la salida? —dijo con voz ronca, acercándose un poco más a TaeHyung, hasta abrazarlo por el cuello y mirarlo intensamente.

—No empieces, JungKook, no es el momento —masculló TaeHyung, irritado, y buscó quitar los brazos de JungKook de su cuello.

—No es momento, pero bien que te encanta mirarme los labios, ¿no? —acotó con sorna, acercándose hacia el cuello de TaeHyung para comenzar a depositar besos sobre su piel—. Siempre me estás viendo, ¿crees que no lo noto?

Forbidden Passion © Taekook ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora