69. «Deja salir tu rabia»

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Ingresó sigilosamente por el frío y silencioso terreno de su mansión

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Ingresó sigilosamente por el frío y silencioso terreno de su mansión. Movió sus pies despreocupadamente hasta posar su mirada fija y ensombrecida en la puerta principal.

Miró hacia ambos lados cuando cruzó la puerta sin mucho problema, cerciorándose de que nadie estuviera ahí. Fijó su vista en las escaleras y las subió a hurtadillas, observando gracias a la iluminación que proporcionaba la luna esa noche.

Una vez arriba, caminó por los pasillos hasta detenerse frente a una de las puertas, específicamente la habitación de ese omega había estado causándoles tantos problemas últimamente.

Giró la perilla lentamente, adentrándose cuando vio que no había nadie dentro, justo con él creía. Buscó con la mirada por toda la habitación, pero al no ver lo que buscaba a simple vista, comenzó a registrar toda la habitación más a fondo.

Hasta que encontró el disco duro en una de las gavetas del escritorio...

Mostró una sonrisa sádica, la cual solo iba a ser presenciada por la cruda oscuridad de esa habitación. Al salir de ahí, se detuvo en el pasillo, oscureciendo más la mirada antes de caminar hacia la puerta de al lado.

La habitación de TaeHyung.

Abrió de manera cautelosa la puerta, procurando no hacer ni el más mínimo ruido.

Tras ella, pudo ver la cama hecha un revoltijo sobre el cual descansaban plácidamente JungKook y TaeHyung, bajo las mantas y abrazados en posición de cucharita.

DongGun alzó una ceja, mirándolos detenidamente con seriedad, pero poco a poco, esa seriedad se transformó en una sonrisa llena de sadismo y maldad.

El omega arrugó la nariz al notar un olor diferente ingresar en sus fosas nasales. DongGun pudo ver como el omega volteaba su cuerpo hasta ocultar su cabeza en el pecho de TaeHyung, quien estando dormido, correspondió el abrazo.

Luego de eso, dejó la puerta entre abierta y volvió a bajar por las escaleras hasta detenerse en la cocina, donde abrió la nevera y descargó la bolsa negra que había traído consigo antes de entrar a la mansión.

Se dio la vuelta, esta vez decidido a finalmente irse. Y no habría hecho de no ser porque un silbido proveniente de su costado llamó su atención. Detuvo su andar y una sonrisa sádica volvió a surcar su rostro.

—Pensé que te ibas a quedar a saludar —comentó JungKook desde el umbral de la sala.

DongGun se volteó hacia él, aun con una sonrisa sádica.

—Mi juguete más preciado —gesticuló el alfa—. Nos volvemos a ver...

—Quédate un rato —propuso el menor, señalando sutilmente los sofás tras él—. Te preparé un whisky —mostró el vaso de vidrio en una de sus manos y lo miró socarronamente—. Estaba en tu colección, debe ser uno de tus favoritos —señaló—. Johnnie Walker de doce años... —agitó un poco el vaso entre sus manos, alzando una de sus cejas, ofreciéndolo.

Forbidden Passion © Taekook ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora