Jeon JungKook fue juzgado desde la infancia por algo que salió de sus manos y su padre se encargó de hacerle vivir un infierno en vida mediante la insensibilidad y el desinterés. Pasó años buscando una aprobación que jamás llegó y, en cambio, más ma...
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Se sentía cálido; su cuerpo estaba recostado sobre el pecho de TaeHyung mientras ambos comían un pastel que JungKook había preparado y veían la televisión recostados en el sofá.
Estaban tranquilos, relajándose con la compañía y cercanía del otro. Cosas como esas se habían vuelto cotidianas para ambos, y eran las que ahora les permitían mantener esas sonrisas en sus rostros con solo tenerse cerca.
—Amor, tienes algo en la cara —habló TaeHyung después de un rato, haciendo que JungKook se volteara a verlo.
—¿Dónde-
Achicó los ojos cuando TaeHyung embarró algo de glaseado sobre su nariz. JungKook rodó los ojos mientras reía suavemente por la travesura para luego mirarlo nuevamente.
—¿Qué? ¿Ahora me vas a lamer la nariz? —dijo burlón, pero TaeHyung le sonrió hermosamente antes de darle un suave beso en la nariz, limpiando con él todo el glaseado de la zona.
JungKook se quedó observándolo en silencio con una pequeña sonrisa grabada en los labios y dejó que TaeHyung tomara los dos platos vacíos donde estuvo el postre y los colocara sobre la pequeña mesa a su lado.
TaeHyung envolvió todo su cuerpo en un abrazo de oso, dándole un beso en la cabeza al omega. Esa cercanía hizo que la espalda de JungKook se apegara más a su pecho y pudiera oler ese aroma que tanto le encantaba: tierra mojada y menta. Se removió suavemente y cerró un poco los ojos, dejándose llenar de ese aroma.
TaeHyung fue hacia el cuello de JungKook, donde el algún momento hubo una pequeña marca, y se quedó mirando la zona por un rato mientras con una mano acariciaba su abdomen.
—Algún día me gustaría marcarte —comentó suavemente el alfa, dándole un corto beso en el cuello—. Me encantaría volver a sentir todo eso, a sentirte a ti...
JungKook abrió sus ojos y volteó para mirarlo directamente a los ojos sin romper el dulce abrazo. TaeHyung puso una de sus manos en la mejilla del omega y la acarició con su dedo pulgar.
—A mí también me gustaría... —respondió igual de suave y ambos juntaron sus frentes, suspirando y a su vez aspirando el aroma contrario. El omega se separó poco después para volver a mirarlo a los ojos—. Eres una de las cosas más preciadas de mi vida
TaeHyung lo miró hermosamente con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Te amo —le dijo el alfa, y acto seguido, ambos se acercaron para fundirse en un dulce y corto beso.
Tocó sus labios con la yema de sus dedos, sintiendo la ausencia de los labios ajenos; sintiendo la ausencia del aroma a tierra mojada y menta; y sintiendo el desasosiego que lo estaba torturando.
Volvió a la realidad cuando Shin colocó un plato de comida frente a él y se inclinó para verle. Recordó que ya era de mañana y desde hace unos minutos se había sentado en la mesa del comedor esperando por el desayuno que Shin estaba preparando juiciosamente y que ahora estaba frente a él.
