TN: ¡Tengo que ir! - dice ella con desespero mientras trata de salir del cuarto en que la tienen acorralada y con la intención de no dejarla salir.
Yugyeom: ¡No puedes! - dijo empujándola lo suficientemente fuerte para que se alejará de donde estaba él, que era en la puerta - ¡Debes entender que tienes que quedarte aquí!
TN: ¡No! - grito por fin dejando salir toda aquella ira que tenía dentro de ella, sin pensarlo mucho desenfundo su espada y la posiciono en dirección del alto joven - ¡El que debe de entender eres tú! ¡Es mi pueblo el que esta en peligro! - dio un paso hacia él y la espada estaba cerca del corazón del chico - ¡¿Cómo pueden pedirme que me quede aquí, viendo como todos arriesgan sus vidas menos yo?!
Hacia casi media hora que llego a la sala del trono el mensajero favorito del rey, Mark, con el mensaje de que se avecinaban sus enemigos del reino de los Wang, dispuestos a arrasar con todo lo que se interpusiera en su camino a tomar el castillo de los TA.
Yugyeom: Cálmate - el tono relajado que usaba incluso en esa situación estaba desesperando a la chica - Baja la espada, me misión es no dejar que salgas y eso voy a hacer - se recargo en la puesta dejando caer todo su peso en esta.
Estaba demasiado tranquilo para ver que acababan de amenazarlo directo al corazón con una espada, la razón era simple. Ante TN se mostraba tranquilo para que ella lo estuviera de igual forma, no le molesto que le amenazará, la conoce lo suficiente como para saber que por muy enojada que esté nunca lo lastimaría.
TN, la chica más hermosa y fuerte el reino, princesa por nombre y heredera al trono desde su primer respiro; siempre fue una de las mejores guerreras y al menos él, no conocía a nadie tan valiente y hermosa.
Él por su parte, fue entrenado desde pequeño para ser el mejor guerrero en aquel reino, fue el mejor de su clase durante años y una vez graduado se le dio trabajo inmediato en el castillo real como el guardia definitivo de TN.
Estaba siempre detrás de ella, viéndola leer, pelear, bailar, cantar, ser una hermosa y educada dama pero la faceta que más le encantaba era la que lo desafiaba por todo, la que se sabía defender sola y que le gustaba ser más una guerrera que una damisela en apuros.
Pasando tanto tiempo juntos le fue imposible no enamorarse, estaba demasiado perdido en los innumerables encantos de la chica para cuando se dio cuenta. No se arrepentía de lo que sentía, pues como ver malo algo que es tan hermoso; su único lamento era no poder ser más, él sabía que nadie en el mundo dejaría estar a la princesa con un guardia más.
Ahora lo único que podía pensar era el protegerla a toda costa.
TN: Sé que tú lo entiendes - dijo casi al borde de las lagrimas, estaba desesperada, necesitaba salir para defender a su gente - Solo déjame salir - ahora sin pode evitarlo estaba llorando - ¿Có-cómo pueden llamarme princesa de los guerreros si no me dejan pelar a su lado?
La llamaban así desde que delante de todos se enfrento a un borracho que intentó propasarse con ella, ella busco un poco a propósito aquel pleito pues escucho a las sirvientas decir que ella no hacía nada, a diferencia de sus padres. Así que su mejor plan fue escaparse para demostrar lo contrario.
Yugyeom: Te entiendo, a mi también me gustaría poder pelear con los demás pero nosotros tenemos una tarea más importante...- se alejo de la puerta y se acerco a ella, no podía tocarla a pesar de que muriera de ganas de darle un abrazo - Debemos mantenerte a salvo.
TN: ¡Yo no necesito que alguien me proteja, carajo! - más lagrimas descendieron de sus mejillas - ¡Y menos tú!
Yugyeom: Auch - ambos rieron por el comentario a juego de él, aunque internamente se sintió mal por el comentario de la chica.
