Capítulo 13

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Los rayos del sol se colaban por la rendija del gran ventanal de la habitación, haciendo que el menor comenzara a abrir los ojos muy lentamente, encontrándose de frente con el bello rostro de su hyung.

Chan divisaba muy detenidamente cada facción del perfecto rostro: primero se detuvo en sus tan delicadas y largas pestañas, tan largas como la noche; luego pasó su vista en su respingada nariz, para luego perderse entre unos carnosos y tentadores labios, los cuales lo incitaban a probarlos minuciosamente, hasta que la bendita falta de aire se hiciera presente y arruinara el tan mágico momento.

El menor estaba tan perdido en sus pensamiento que no se percató que una persona a su lado también lo estaba observando muy detenidamente.

-Voy a esperar muy ansioso cuando su noviazgo se haga oficial y así festejar- el comentario hecho por Seok Min, el cual también se hallaba en la misma habitación que ellos, los volvió de nuevo a su realidad haciendo que, además de sonrojarse, se separaran rápidamente.

-H-hermano, ¿q-qué dices? Nosotros solo s-somos amigos- replicaba Dino, el cual, junto a Jun, se habían levantado de la cama.

-Sí, claro. Eso por el momento, mi tesoro- replicó el coreano mayor para luego retirarse riendo por la reacción de ambos pero no sin antes advertirle a Jun que lo cuidara; si no, se las iba a ver negras.

Jun y Chan, luego de haber desayunado, se dirigieron al parque ya que el mayor insistía con que Chan tenía que despejarse.

-Channie, estoy realizando una coreografía y quisiera que una persona de tu nivel pudiera verla y darme su punto de vista. ¿Qué dices?- replicaba el chino, yendo al parque con Dino de la mano ya que el pequeño no quería separarse de su hyung y este a su vez, también lo quería cerca.

-Claro que sí, hyung. Me encantaría verlo bailar- con la aprobación que necesitaba del menor, prosiguió, luego de dedicarle una resplandeciente sonrisa a mostrarle la coreografía.

Chan divisaba con detenimiento cada uno de los pasos de su hyung. Cuando este finalizó sus movimientos, se sentó al lado del menor y, bebiendo un gran sorbo de agua de su botella, esperó la devolución.

-Según mi criterio, como te había dicho aquella vez en la sala de baile, te falta un balance en algunos mínimos movimientos. Pero, dejando de lado esa evaluación, me encanta verte bailar. Lo que más perplejo me deja es la combinación que haces con las artes marciales. La verdad, tu danza es digna de admirar- cuando el menor término con su devolución, abrazó a su hyung haciendo que este, correspondiéndole el abrazo, perdiera el equilibrio y cayeran al suelo.

Quedando el menor encima del mayor, ambos no despegaban la vista del otro; se perdían en sus miradas pero más se perdían en sus labios: el deseo de probarse era muy irresistible, como tratándose de un imán imantando a un metal.
El dongsaeng, cerrando sus ojos, se acercaba lentamente a su hyung. Quería que su primer beso fuera mágico, como lo imaginó siempre. Jun, por su lado, no podía quitar la mirada de los irresistibles labios del menor. Desde que lo conoció, siempre quiso saber cómo sería besarlos y sentirse en las nubes.

Todo se estaba dando como ellos hubiesen querido: sus labios se estaban rozando; pétalos cayendo sobre sus cuerpos debajo de ese hermoso árbol: era todo como si estuvieran en una espléndida película de romance. Nada podría arruinar el momento. Sin embargo, como si también estuviera lo cliché, algo lo tuvo que interrumpir: en este caso, un celular sonando justo en el momento más inoportuno, haciendo que estos volvieran a la realidad, separándose de golpe y sentándose nuevamente.

-P-perdón, Channie: es mi hermano- replicó el chino mayor para contestar la llamada que le había entrado a su celular, la cual era hecha por el chino menor.

-¿Qué quieres?- respondió Jun de muy mala gana, ya que si no hubiera sido por culpa de su hermano hubiera probado los hermosos y delicados labios de su amado.

-No, no tengo por qué darte explicación alguna de nada, menos de mi comportamiento hacia personas que ni siquiera quiero nombrar- mientras su hyung tenia una plática no tan amena con su hermano, Dino se alejó de este, otorgándole un poco de espacio personal y trató de distraerse ingresando a sus redes sociales -Ming Hao, ni creas que voy a disculparme, sobre todo tratándose de la persona que lastimó a Channie. ¡¡¡YA BASTA, ME TIENES CANSADO!!!- después de esa reacción, colgó la llamada, quedándose congelado en su lugar.

El repentino grito que salió del interior del chino mayor hizo al menor correr velozmente hacia donde se encontraba su hyung y, sin dirigir palabra alguna, lo abrazó repentinamente, abrazo el cual el mayor correspondió al instante, abrazando de igual manera a su, como le encantaba decirle, pequeño Channie.

El efecto mariposa (JuNo/H8shi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora