Capítulo 7

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Me traicionó.

Ya habían establecido el campamento y se disponían a cenar.

Yoon cocinaba, como de costumbre, mientras que el resto pululaban por ahí, hablando relajadamente.

Zeno estaba sentado al lado del chico genio, balanceándose adelante y atrás y disfrutando del aroma que desprendía la comida.

Mio estaba sentada contra un árbol, no muy lejos, y aunque jugaba con unas hojas en sus manos observaba a los demás.

Se le hacía raro ver la forma en la que interactuaban entre ellos.

El más joven era siempre el que estaba regañando a los demás, Hak discutía bastante con Jae-Ha o Kija, Zeno se metía en todas partes y actuaba de una forma extrañamente infantil y Shin-Ah observaba y callaba en su lugar.

Y Yona, aunque no lo pretendiera, conseguía que todos se movieran con ella.

Quizá ni siquiera ella sabía lo que hacía, pero cada acción que la pelirroja efectuaba era tomada con máxima atención por los demás.

Quizá sólo acercarse a Yoon y a la hoguera, recoger flores o practicar con el arco, pero todos parecían moverse a su vez, a su alrededor.

Ella era sin duda el miembro más importante de aquel grupo, y probablemente la princesa no lo imaginaba siquiera.

Mio suspiró y se puso en pie. Pasó al lado de Hak y Jae-Ha, siendo observada al momento por el moreno, y se acercó al niño.

-Tú tienes plantas medicinales y de eso, ¿no?- le preguntó, en un tono de voz más relajado que el del día anterior.

Él asintió con la cabeza, entre distraído y confuso.

-¿Por? ¿Necesitas algo?

-No, era para saber si tenías escasez de algún tipo.- Yoon la miró.- En esta zona hay bastantes hierbas interesantes.

-Hum, pues ahora que lo dices... - elevó la mirada, pensativo.- Creo que no tengo suficiente ginseng. ¿Crees que podrás conseguir un poco?

-Claro.- dio unos pasos hacia los árboles.- Vuelvo enseguida.

Sin decir más, se fue, adentrándose en el bosque y dejando a Yoon con la palabra en la boca.

-Pero... ¿sabes cuál es?- murmuró él, como si le estuviera hablando, pero ella ya se había ido. Suspiró.- Bueno, Zeno, esperemos que la conozca.

El menor, ante el silencio del rubio, se giró hacia él extrañado. Descubrió confuso que el Ouryu no se encontraba ahí, ni en los alrededores.

-¿Zeno?

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Mio seguía caminando, a pesar de saber que el Dragón Amarillo la seguía. No tardó en llegar hasta ella y posicionarse a su lado.

-¡Hola! ¡Zeno ha llegado!

-Hola.- dijo ella, sin mirarlo. Seguía con su mirada en el suelo, analizando las plantas y las raíces que crecían a sus pies.

Zeno llevó las manos detrás de su espalda y observó a la de ojos verdes en silencio. Tenía su pequeña sonrisa habitual en los labios.

-Mio-chan.

-Dime.- murmuró, frunciendo un poco el ceño al oír cómo la llamaba. Esperó una pregunta, pero nunca llegó. Se giró para verle, todavía con el entrecejo fruncido, y vio que el chico se mostraba más serio de lo habitual.

-¿Eres inmortal?- preguntó, tras unos segundos de silencio y de un intercambio de miradas.

-Sí, ya os lo he dicho.

Mi Dragón - Akatsuki no YonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora